El CD Tenerife cierra el año como el pasado pero con un nivel de exigencia mucho mayor. Entendiendo eso como algo lógico, lo que no se puede discutir es que el equipo no enamora, ni es atractivo de cada al espectador, pero como no lo es el ochenta por ciento de los militantes en esta devaluada Segunda A, aunque no sirva de consuelo el hecho de que casa partido de los que se juegan cada jornada sean un bodrio infumable con contadas excepciones. El público del Heliodoro es sibarita y no se conforma con ganar 1-0, aunque si al final su equipo asà lo hiciera siete partidos seguidos aplaudirÃa con las orejas y no mirarÃa con tanta pulcritud si es caviar o mortadela. No nos engañemos, aquà lo que cuenta es ganar. Pero nos falla la memoria. El Tenerife de Rafa BenÃtez tampoco enamoraba y eso que tenÃa un puñado de extraordinarios jugadores, pero era fiable, sólido y muy solvente; justo lo que Cervera quiere para su Tenerife. Muchos estamos entre resultadistas y puristas, y queremos ganar cada semana dando espectáculo. No se trata de ser conformistas, sino de saber que solo unos pocos lo consiguen. Todos queremos ganar, y si eso es mas habitual que no hacerlo seguro que no miramos el cómo. Pero no nos vale, y pedimos algo que no abunda. Ambición la máxima, realidad la que hay, y el que no esté conforme está en su derecho, pero seguro que disfruta como el que más si se sigue ganando por la mÃnima a pesar de que este fútbol aburra más que una tarde de domingo en Santa Cruz.