X
sucesos>

Más de 132 años de cárcel para una peligrosísima banda tinerfeña

   

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha condenado a 15 personas a penas privativas de libertad que superan en total los 132 años de cárcel, además de imponerles cuantiosas multas y de incautarle numerosos bienes adquiridos con los beneficios de sus ilícitas actividades. La sentencia es recurrible.

Las condenas obedecen a que se consideran probadas la comisión de varias figuras delictivas: delito contra la salud pública (tráfico de drogas), contemplado en los artículos 368 y 369 del Código Penal; delito contra la salud pública (tráfico de drogas), del artículo 359 del Código Penal; robo con violencia; detención ilegal y, por último, blanqueo de capitales.

En concreto, se considera que algunos de los ahora condenados se habían organizado para traficar con droga de la siguiente manera: en vez de ser ellos quienes adquirían los estupefacientes en el punto de origen, se ofrecían a otras organizaciones para traerla a Europa. Eso sí, su plan era que, tanto si compraban como vendían droga, atracar a los otros traficantes para quedarse tanto con la droga como con el dinero.

Se da la circunstancia de que los más peligrosos contaban con numerosos antecedentes y que cinco de los 20 acusados originariamente resultaron absueltos, así como que las relaciones delictivas se entrelazaban con las familiares y afectivas, al punto de que entre los condenados se encuentran la madre y la pareja del considerado como cabecilla de la organización.

Otro dato singular es que no dudaban en robarse entre ellos, como ocurrió con dos mulas que, tras cobrar 29.000 euros por traer cocaína desde Sudamérica, les robaron ese dinero los mismos que se lo habían pagado gracias al tirón dado por un tercero al que no conocían en la avenida de Venezuela del Puerto de la Cruz, tal y como se desprende de las numerosísimas escuchas telefónicas realizadas a varios miembros de este grupo. En otra de sus fechorías que se consideran probadas, entregan un kilogramo de cocaína como prueba a otro traficante y se citan en Santa Úrsula para venderle los otros cuatro. Allí acuden armados con el objetivo de quedarse con la droga y los 240.000 euros previstos como pago de la misma, pero el otro traficante aparece acompañado a su vez de dos hombres armados y logra quedarse con el kilogramo de prueba.

También llama la atención (entre otros aspectos) cómo engatusan a otro traficante al que atraen con chicas que sirven de gancho, para luego sorprenderle en un apartamento del Sur y forzarle a entregar dinero y drogas. En este caso aceptó y se llevaron 700 euros y unos kilos de hachís, pero le tenían preparado un cuartito con grilletes en un domicilio de Santa Cruz de Tenerife para retenerle hasta que cediera.