Rusia y Tenerife – El fechillo

La economía rusa se desploma. El rublo se hunde. Putin utiliza su banco central para salvar la bolsa. El petróleo pone la puntilla a la economía rusa. Inestabilidad económica en Moscú. Estos y otros muchos titulares han inundado las páginas de economía e internacional en la última semana. Los analistas coinciden en que la tormenta perfecta ocasionada por la bajada del petróleo, las sanciones internacionales por el gobierno de Putin en la crisis de Ucrania, la inseguridad política y por supuesto, la influencia de los mercados internacionales han hecho saltar todas las alarmas. Mientras tanto, en la frontera más occidental de la Unión Europea, cuando la llegada de inversores rusos se había convertido en una esperanza para la reactivación de la economía insular, a través de la llegada de capital, mediante el gasto generoso del turista ruso o con el impulso al mundo inmobiliario que suponen las compras de terrenos e inmuebles por parte de estos ciudadanos, esperamos aún, a que alguien nos diga cómo nos afecta la situación, qué alternativa a “lo ruso” tendríamos y qué pasos hemos de dar.

La microeconomía también depende de la sensación y de la sensibilidad. Los medios locales estamos para sacudir opiniones y verter dinamismo pero la clase política local, los colegios de economistas, la patronal hotelera y el resto de actores ya tendrían que haberse movido con agilidad para que la sociedad perciba que estamos pendientes de lo que ocurre y que buscamos alternativas si las situaciones cambian. Luego no nos quejemos si se sigue manejando todo desde el anonimato de las redes sociales. La gente debe saber hacia donde nos dirigimos y como colaborar para enderezar nuestro rumbo económico.
A los de Ashotel: ¡menos cifras y más acción!

Al resto de actores sociales que se hayan trillado los dedos con el fechillo de hoy: ¡pónganse en modo pro-activo para que no se conviertan las asociaciones, federaciones, organizaciones y demás … en un lastre, sin más, que tengamos que mantener los ciudadanos con nuestros impuestos!