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Equilibrio por dentro y por fuera

   

Por Raquel Jatiya

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Nuestro cuerpo es parte esencial de nuestro ser y un rasgo característico de cada cual, que nos diferencia visualmente del resto de personas.

Siempre se hace hincapié en la importancia de cultivar la mente. Y es primordial hacerlo, pero, ¿por qué íbamos a descuidar nuestra imagen en el camino? ¿Por qué descompensar una parte de lo que somos?
Un aspecto físico impecable con una mente vacía, sin personalidad, sirve para poco; una mente prodigiosa con una apariencia descuidada, probablemente verá sus capacidades limitadas.
El cuerpo es un elemento presente en la comunicación, es la tarjeta de presentación de una persona y el canal de la comunicación no verbal.

Una imagen vale más que mil palabras, y cada persona debe adecuar la suya a su personalidad y su estatus, reforzando el conjunto. Cuerpo y mente en la misma dirección.

Como decía Oscar Wilde: “Nunca hay una segunda oportunidad para una primera impresión”. En ese primer encuentro, los cinco primeros minutos son de vital importancia porque es donde se construye esa imagen inicial. Las impresiones que se forman durante este tiempo persistirán y se reforzarán en función del comportamiento posterior del individuo. Si ésta es positiva, hay mucho terreno ganado; en cambio, si ocurre lo contrario, se tardará mucho tiempo en modificar la opinión de nuestro interlocutor.

No hay que entrar en juicios de valor o estereotipos; cada persona es única y su estilo, también. Todo debe estar en concordancia, y con eso, la marca personal se verá reforzada, independientemente del ámbito en el que se mueva cada uno/a.

Todos tenemos un ámbito personal (informal) y otro profesional (formal), y es normal que adecuemos nuestro aspecto a cada uno de ellos. Aún así, no hay que pasar por alto que, a priori, la conexión óptica inicial en ambientes laborales y los juicios de valor suponen un filtro inconsciente que hace que la mayor parte de los individuos sean más receptivos ante los que siente visualmente como de su grupo o estilo.
Pero está claro que uno no puede disfrazarse e ir de quien no es. La vida no es un carnaval continuo ni una mentira. Hay que estar seguro y sentirse cómodo de pies a cabeza, percibir que nuestra apariencia es el reflejo exacto de nuestro ser.

Marcar la diferencia y singularizarte está en tus manos. Equilíbrate.

*Raquel Jatiya es asesora de imagen y miembro del equipo de Marca Personal de Fulbrand
www.fulbrand.com