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Del Palmetum al Botánico – Por Agustín M. González

   

Santa Cruz celebró el pasado fin de semana con diversas actividades el primer aniversario del Palmetum, el singular jardín botánico que el Ayuntamiento creó encima de lo que originariamente era una montaña de basuras, un vertedero. En poco tiempo, este espacio regenerado se ha convertido en uno de los símbolos y nuevos reclamos de la capital, que además hasta ha merecido el reconocimiento de instituciones científicas internacionales. El prestigioso botánico tinerfeño Wolfredo Wildpret ha ponderado la importancia del Palmetum “como centro de ocio, de socialización y de educación”, que a su juicio aspira a convertirse “en uno de los mayores centros de investigación botánica del mundo”. Al leer y oír tantos elogios y parabienes del prácticamente recién nacido Palmetum, no puedo por menos, en mi condición de portuense, que sentir sana envidia y desconsuelo, ya que el Jardín Botánico y de Aclimatación de La Orotava, a pesar de tener más de 200 años de historia y haber sido promovido por el mismísimo rey ilustrado Carlos III, sigue sumido en el mayor de los olvidos por parte del público en general y, sobre todo, de las administraciones, que nunca han sabido poner en valor este tesoro único de Tenerife. Ni el Ayuntamiento ni las demás instituciones portuenses han mimado y divulgado su Botánico, ni el resto de administraciones públicas le han dado el respaldo que merece. Como muestra palpable de esa desidia oficial, ahí está el proyecto de ampliación del Jardín de Aclimatación y la construcción del centro de visitantes, que lleva un retraso de más de veinte años por la falta de apoyo económico de las instituciones.

El Botánico nunca ha sido una prioridad, a pesar de su incalculable valor científico, cultural, histórico y hasta turístico. Fue el primer reclamo de la ciudad cuando hace un siglo llegaban al Valle de La Orotava los primeros excursionistas -aun no turistas, propiamente dichos- a bordo de los vapores de las compañías fruteras. Era lo poco digno de ver en aquel pequeño poblado de pescadores… Lo más lamentable e increíble es que hoy en día hay muchas personas de la Isla y del Valle, incluso, que nunca han visitado una vez siquiera este Botánico, creado por el Marqués de Villanueva del Prado en terrenos originariamente pertenecientes al municipio de La Orotava, de ahí su nombre fundacional… Como sin duda diría el amigo Antonio J. Padrón, experto en márketing y colaborador de opinión del DIARIO, al Jardín Botánico del Puerto de la Cruz le hace falta una buena campaña de márketing y de publicidad, porque está claro que lo que no se divulga y no se vende bien, no existe; es invisible. Como le sucede por desgracia al bellísimo, frondoso y bicentenario jardín portuense, al contrario que su jovencísimo colega capitalino. Sin duda alguna, la visita al nuevo Palmetum es muy recomendable y placentera, pero entrar en el Jardín de Aclimatación de La Orotava es hacer un viaje a otro mundo…