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La doctrina del engaño

   

SECTAS

JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife

Fieles a una tradición desconocida. Siervos de un gurú y unas prácticas del todo dudosas. Engañados y sometidos por una organización que, en la mayor parte de los casos, solo quiere lucrarse a costa de ellos. Así funcionan las sectas y grupos coercitivos que están establecidos y operan sin control en Canarias, casi la mitad de los que funcionan en nuestro país, donde cerca de un 1% de la población está afectada por este problema.

Uno de los mayores expertos nacionales en este fenómeno es el psicólogo clínico y psicoterapeuta catalán Miguel Perlado, miembro de la Asociación Iberoamericana para la Investigación del Abuso Psicológico (AIIAP) y miembro durante diez años del equipo terapéutico AIS de Atención e Investigación en Socioadicciones. Por definición, una secta coercitiva es una organización cerrada y de funcionamiento autoritario, que puede presentarse como ONG, asociación, grupo religioso, cultural, científico, político, artístico, terapéutico, etc, donde se exige la absoluta dedicación o devoción de sus miembros a una persona (líder), idea u objeto y en la que se aplican de forma sistemática procedimientos de control de la personalidad. “La dinámica de estas organizaciones puede provocar en sus miembros una total dependencia del grupo o del líder, en detrimento de sus relaciones personales y familiares, pudiendo generar alteraciones psicológicas, sociales y físicas”, expone Perlado al DIARIO.

Estos grupos tienden a presentarse bajo diversas formas para atraer al mayor número posible de seguidores y ocultan sus verdaderos objetivos, así como información relevante que pudiera generar desconfianza en los fieles. El principal objetivo de estas organizaciones se centra en la obtención de poder a distintos niveles: personal, institucional, político y económico, por citar algunos. “Los grupos de manipulación psicológica pueden inducir un trastorno de dependencia entre sus seguidores, con síntomas similares a los observados en otras socioadicciones o dependencias no farmacológicas, como la dependencia a Internet, entre otras”, recalca.

El fenómeno del sectarismo es cambiante y evoluciona a lo largo del tiempo. Según expone Miguel Perlado, “empieza a cobrar auge en los años 60 en Estados Unidos, y los primeros grupos que se configuran tienen que ver con tendencias políticas y culturales. Hoy día el lenguaje del que suelen revestirse estos grupos tiene más que ver con el crecimiento personal o las nuevas terapias, cuando hace años estaban vinculados a ovnis o discursos ufológicos”. En Canarias, la Asociación Iberoamericana para la Investigación del Abuso Psicológico tiene constancia de la existencia de al menos 40 sectas, así como otra veintena de grupos coercitivos vinculados a la santería, el palo mayombé, el candomblé y otras prácticas afrocaribeñas.
Solo el año pasado, la AIIAP recibió 17 denuncias de afectados y familiares de personas captadas por estos grupos en las Islas. “La estimación fidedigna de las cifras es imposible, porque la mayor parte de los grupos no publican sus nombres, son cada vez más pequeños y se desplazan con facilidad”.
Entre las sectas asentadas en el Archipiélago, Perlado destaca al Movimiento Gnóstico, a Sukyo Mahikari y la secta Rosacruz, entre otras, aunque también existen otras “de corte evangélico-pentecostal que tienen un componente sectario importante”. “Alguno de estos grupos no tiene por qué tener una sede estable en Canarias, sino que realizan prácticas, como retiros, talleres o encuentros, y luego se vuelven a marchar. La propia isla invita a ello, porque los lugares apartados son propicios para estas organizaciones”, subraya el psicólogo catalán, cuyo equipo de investigación también tiene constancia de la existencia de otros grupos “que alcanzan tales niveles de prácticas que dan la impresión de funcionar como una secta, pero no llegan al umbral que los definiría como tales, a pesar de que emplean técnicas para controlar la personalidad de los individuos y doblegar su voluntad”. El investigador señala que “el movimiento gnóstico, que tiene numerosas y diversas designaciones, es el que mayores niveles de daño provoca a sus seguidores, muchos de los cuales tienen que recibir atención terapéutica”. “Otro grupo que también consideramos peligroso es Sukyo Mahikari (que tiene una estrecha relación con la secta destructiva japonesa La Verdad Suprema, tristemente conocida por la masacre con gas sarín en el metro de Tokio en 1995, donde fallecieron 13 personas y hubo un millar de heridos), que hacen transmisión y sanación a través de la energía espiritual y de unas iniciaciones donde animan a la gente a explotar sus capacidades”, recalca Perlado.

Su equipo de investigación ha recibido en los últimos cinco años cientos de denuncias de exmiembros y familiares de afectados por sectas y grupos de todo tipo. “De muchos apenas se tiene información, porque giran en torno a un gurú y son muy pequeños, lo que les permite desplazarse y establecerse con facilidad sin dejar rastro”. “Una vez analizamos las denuncias, si vemos que hay indicadores delictivos, las trasladamos a la justicia y vemos de qué manera podemos ayudar a los afectados”, subraya.

Ovnis y otras dimensiones

En el amplio abanico sectario radicado en el Archipiélago, Miguel Perlado incluye un tercer grupo vinculado a los platillos voladores y los ovnis. “La propia geografía y el hecho mismo de ser islas favorece la aparición de estos movimientos relacionados con presuntos avistamientos y supuestos contactos con otras dimensiones”. Y es que Canarias siempre ha sido proclive al asentamiento de grupos de toda índole, muchos de los cuales fueron detectados y desarticulados por la policía ante la previsión de un final violento. El caso más conocido fue el de los seguidores de Heide Fittkau-Garthe, una psicóloga alemana que auguraba el inminente fin del mundo, que fue arrestada por presunta estafa e inducción al suicidio. Sus adeptos pagaban unos 300 euros por asistir a las sesiones de su organización, filial de la denominada Orden del Templo Solar.

Además del grupo de Fittkau-Garthe, en el pasado también encontramos sectas como la Comuna de Análisis Accional, que tras operar en La Gomera dejó las Islas después de varias denuncias contra su líder, el austríaco Otto Muehl. “Hay grupos cuya vida se extingue, aunque luego puedan ramificarse en otros. Por eso no hay cifras precisas, ya que en la mayor parte de las ocasiones no tienen una estructura clara y pululan de un lugar a otro”, concluye Perlado.

Los ‘adeptos’ de Torres Baena

El reciente caso de abusos continuados a menores en una escuela de karate ubicada en Las Palmas de Gran Canaria, se aproxima, según el psicólogo Miguel Perlado, a la más pura definición de secta. En aquel centro deportivo, el condenado Fernando Torres Baena “empleaba el abuso sistemático, la humillación, el control y el secreto, lo que acercaba al grupo al polo del sectarismo”. “Ese tipo de dinámicas grupales, tan endogámicas, sin ser específicamente religiosas o espirituales, sí pueden acabar derivando hacia un estilo de relación explotadora y basada en el control, muy similar a la que emplean las sectas”, denota este experto, que ha promovido la celebración del I Encuentro Nacional de Profesionales, Familiares y Exmiembros de sectas, que se celebrará en marzo en Barcelona.

Un peligro latente difícil de perseguir

En el año 2006, la Brigada de Información de la Policía Nacional revelaba en un informe -el único de este tipo del que se tiene constancia- la existencia de 31 sectas que operaban en el Archipiélago. La propia Policía hizo una clasificación de las mismas, donde destacaba a los grupos satánicos, considerados los más peligrosos.

Entre otros, el mencionado informe citaba a tres grupos como potenciales amenazas, seguidos por unos 120 adeptos. También hablaba de las consideradas sectas milenaristas-apocalípticas, entre las que se hallaba el grupo liderado por Heide Fittkau-Garthe, que preconizaban un cataclismo mundial próximo, en referencia a las Apocalipsis de San Juan o la doctrina hinduista de los ciclos. El número de adeptos superaba entonces el millar. Le seguían los grupos Gnósticos o de la Nueva Era, formados en Canarias por unas 1.200 personas. Junto a éstos, los movimientos evangélicos y pseudocatólicos también tenían su sitio en aquel documento policial. Su número superaba los 3.000 seguidores. El informe hacía mención especial a la Iglesia de la Cienciología, cuyo número ascendía entonces a 8.000 adeptos. Y es que la vinculación de este grupo con las Islas siempre ha sido especial. No en vano, su fundador, Ronald Hubbard, dio forma a la doctrina de la Cienciología tras una serie de visitas al Archipiélago entre 1965 y 1967. Aquí fundó la Organización del Mar, cuyas tradiciones siguen manteniéndose, aunque debido a su crecimiento pasaron a actuar desde bases en tierra, según relata en su biografía. Tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil reconocen la dificultad para recabar información sobre estos grupos y sus actividades. En el último año ambos cuerpos han recibido una decena de denuncias e iniciado investigaciones por prácticas vinculadas al satanismo y otros rituales, pero en la mayor parte de los casos los arrestos acabaron en sanciones menores. Desde la Benemérita reconocen que hay constancia de la existencia de sectas, pero apenas se han incoado causas por falta de denuncias y de indicadores delictivos.