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Rocío Celis: “Estamos en un cambio de era”

   
La comunicadora posa en la cafetería de The Concept Boutique&Coffee. /.patri cámpora (la casa de la playa)

La comunicadora posa en la cafetería de The Concept Boutique&Coffee. /.patri cámpora (la casa de la playa)

Rocío Celis no lleva ni una gota de maquillaje encima. Eso deja traslucir mucho de lo que ella es: sencilla y transparente. Se deja fotografiar por Patri Cámpora pero sin posar ni mostrarse artificial. En medio de una conversación distendida en The Concept Boutique&Coffee (plaza de Irineo González, Santa Cruz de Tenerife), la voy conociendo un poco más y descubriendo a una compañera de profesión que ha modificado su rumbo. Es una mujer delicada pero no débil y tiene muchas cosas claras con respecto a los cambios que deben realizar las organizaciones. Es periodista y empezó muy joven en esto de los medios de comunicación, pero la última década la ha dedicado a la formación en un área del conocimiento no muy popular pero esencial en este momento de reinvención global: la sociología clínica.

-Empezó en el mundo de la comunicación con solo 15 años… ¿tenía claro a esa edad que se quería dedicar a esto?

“No. En absoluto. Fue una casualidad. Un amigo me llevó a la radio -a Antena3- y, simplemente, allí lo pasábamos muy bien. Cumplí los 16 aquel verano en la radio… y seguí colaborando. Luego, con 19 años me contrataron para lo servicios informativos de Antena3 y empecé a hacer radio de una manera más profesional. En realidad, comencé en el equipo de los programas de calle no haciendo radio sino que iba como azafata: atendiendo a los invitados, poniendo vasos de agua…”.

-Y… ¿fue entonces cuando le picó ese famoso gusanillo que nos entra a todos los periodistas en algún momento?

“Yo empecé haciendo programas con una chica que va a sonar mucho porque se llama Puchi Méndez…”.

-¡Vaya! ¿De qué hablaban dos jóvenes de 17 años en la radio?

“Pues de cosas del instituto, los tema eran muy juveniles… era programas divertidos de música, concursos… una cosa muy blanca. Luego pasé a ver la profesión desde una perspectiva mucho más seria al pasar a informativos, claro”.

-En ese momento… el periodismo no era su primera opción laboral, ¿verdad?

“Siempre estudiaba y trabajaba al mismo tiempo y estudiaba en la medida en la que el trabajo me lo permitía. Me matriculé en Derecho, pero creo que solo aprobé dos asignaturas. Ya con 25 años empecé Sociología”.

-¿Por qué Sociología?

“Tuve una experiencia de cooperación internacional en verano y conocí a un sociólogo de Naciones Unidas. Me gustaba mucho su trabajo. Era una especie de juez de paz e intervenía en muchas comunidades. En ese momento venía enamorada de lo que tenía que ver con su disciplina… aunque la carrera siempre anduvo por detrás del trabajo”.

-Ahora ha vuelto a los medios (con el programa sobre innovación Recreándonos, en Radio El Día) tras diez años sin dedicarse a ellos, ¿ve diferencia entre el periodismo que se hacía hace una década y el de ahora?

“En ese momento trabajaba en la actualidad y ahora el periodismo que hago yo es más divulgativo, de análisis y de reflexión… es muy diferente”.

-Fue usted la primera presentadora del programa Buenos Días Canarias, de Televisión Canaria… ¿cómo fue la experiencia?

“Llegué en el 2001 a Televisión Canaria. Era la primera vez que en la televisión en las Islas se hacía un programa despertador, aunque otras autonómicas tenían sus Buenos Días. Fue un reto y una experiencia enorme sacar adelante el diseño de un programa que presentaba cierta complejidad”.

-Pero… un día, hace ya una década, decide dejar los medios de comunicación, ¿por qué?

“En ese momento tenía la carrera de Sociología empezada y abandonada y decidí cambiar el rumbo e incorporar algo nuevo en mi vida. Retomé la carrera y la terminé. Fue cuando descubrí mi especialidad -la sociología clínica- que trabaja con las organizaciones sociales ayudándolas a que las propias personas diagnostiquen sus problemas y los resuelvan”.

-¿Como un coach?

“Pues fue estudiando cuando descubrí el coaching, me interesó y también me formé como coach”.
-Entonces, cuando una empresa afronta un cambio organizativo también puede llamar a un sociólogo para que le ayude. ¿Qué tipo de trabajo hacen?
“Trabajamos en la gestión de la mejora de los cambios con los recursos de la organización. Un sociólogo clínico trabaja de cerca y no adopta la posición de experto, sino que aborda el problema con la gente implicada y les acompaña para que descubran cuáles son las carencias y fortalezas”.
-Suena muy a Google, irónicamente, se podría decir que en España tendrán muy poco trabajo…

“En España acaba de llegar esta disciplina. Hace falta que las empresas u organizaciones se den cuenta del mensaje, que es que las mejoras que se tomen en sus miembros repercute en la propia empresa. Es un cambio cultural”.

-¿La crisis ha generado ese clima de cambio o son solo palabras huecas?

“Yo creo que sí hay un cambio. Cuando se produce una revolución así, siempre tiene que haber un grupo pionero que lo lleve a cabo y hay gente que se está resistiendo a los cambios”.

-¿La pérdida de seguridad es algo positivo o negativo?

“Es como todo: claro que trae miedo, pero al mismo tiempo nos está obligado a buscar caminos nuevos a reinventarnos, a recrearnos. No creo que sea un artificio. Es importante que podamos aportar opciones desde diferentes disciplinas. Científicamente hay argumentos sólidos de que estamos en un cambio de era y eso afecta a toda la sociedad y, por supuesto, a la organización del trabajo”.

-¿Este cambio de era genera más emprendedores también?

“En nuestra generación estudiábamos para mantenernos luego en un puesto de trabajo. Ahora, el reto está en trabajar en muchos proyectos de manera simultánea. En nada lo veremos normal”.

-Su paso por la sociología le ha acercado a la innovación. ¿Qué ha obtenido de ese ecosistema?

“Todo esto del cambio en las organizaciones está aplicado en primera persona: he vivido en mí misma la necesidad de aplicar el cambio de las organizaciones. He tenido que reinventarme e innovar”.

-Ahora también se habla de emociones en las empresas… ¿cómo estamos canalizando este concepto?

“En los años 90, con la inteligencia emocional, es cuando empezamos a gestionarlas. Las emociones son un elemento de riqueza para la organización del tipo que sea: que las personas puedan desarrollarse sabiendo cuáles son sus puntos fuertes con un mayor conocimiento sobre sí mismo. Hay técnicos que apuntan que las empresas cambiarán y convivirán una estructura horizontal junto con una estructura vertical y que la cultura de la empresa será la de la creatividad”.

-La sensación que se tiene en muchas organizaciones es que hay mucho talento desperdiciado por no estar en el lugar adecuado…

“Con la sociología, de lo que se trata es de que la gente habla, se exprese… de forma de que se pueda conocer lo que a cada uno le gusta más y se le da mejor… Hay datos estadísticos como los que muestra el profesor Rafael Bisquerra de la Universidad de Barcelona, donde se demuestran que las empresas que tienen a sus trabajadores contentos, tienen mejores rendimientos”.

-El problema es que es algo que se lleva mucho tiempo diciendo, pero que no se lleva a la práctica…

“Sin embargo, ya hay empresas que van teniendo resultados en este sentido. Estamos como en tiempo de siembra y creo que el futuro de la organización del trabajo va por ahí: cuidar a las personas y aplicar el sentido común. De hecho, ya hay empresas donde en el espacio físico han eliminado las fórmulas de distinción de niveles y en vez de despachos se han agrupado por áreas. Ahí están los valores personales y los de la organización. Tiene que existir coherencia entre los valores de base, la responsabilidad, el esfuerzo,el compromiso, la constancia y eso tiene que ser a nivel personal… cada uno de los miembros de la organización tiene que actuar con ese equilibrio y esa autonomía: es lo que se llama inteligencia colaborativa”.

-¿Qué aporta esa inteligencia grupal?

“Significa que entre todos buscaremos las soluciones, las ideas porque entre todos siempre tendremos más riqueza. Los que mejor saben lo que está pasando en una empresa, son los trabajadores. Las decisiones van a ser equivocadas si no se toma en cuenta esto”.

-A veces da la sensación de que los empresarios de esa buena onda no buscan ganar dinero como los otros y quizá, por ello, sus ejemplos y casos de éxito no se copien tanto.

“Puede ser. Los que aplican estos métodos no son cuatro locos, es gente que está dando resultados empresariales. Cuando por mi trabajo tengo que entrar en organizaciones de este tipo, hay gente muy incrédula pero, cuando va pasando el tiempo, entran en la colaboración y en el compromiso personal y colectivo. El trabajo es aprendizaje y el coeficiente emocional te va a ahorrar muchos problemas si eres una persona con capacidad de entender a los demás, si eres humilde, responsable y asumes el esfuerzo y la constancia. Todo esto son claves a nivel personal, pero también en las grupales, porque las organizaciones son las personas”.