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Los verbos – Ylka Tapia

   

Reconozco que soy de las que, en los últimos años, ha criticado el uso del verbo reinventar como una forma de animar a quienes, por diversas circunstancias, se han visto privados de sus puestos de trabajo. Lo he considerado una suerte de eufemismo, una vía más para vender humo e impartir talleres por unos pocos euros. De hecho, muchos de sus abanderados -qué paradoja-, buscando alguna salida profesional, se convirtieron de la noche a la mañana en expertos en coaching.

Otro verbo que chirría es buscar, pero acompañado del sustantivo estrella: felicidad. “Búscala”, escriben sin inmutarse. Exigen a sus acólitos, además de llegar a fin de mes, que “sean felices”, cuando un golpe del destino puede alterar la vida de un segundo a otro, aunque los pensamientos hayan exigido al Universo que todo salga bien. Las circunstancias no siempre acompañan y estoy de acuerdo con los que abogan por un tono más terrenal en los mensajes positivistas, que deben existir, porque el pesimismo tampoco es útil y no ayuda a los que están pasando por un mal trago.

No obstante, me temo que, en parte, los críticos estábamos equivocados. Quizá la combinación de los verbos reinventar y buscar no suene tan mal en un propósito realista. No digo que haya que romper con todo para empezar de cero, sí analizar en qué punto del camino nos encontramos y qué es a lo que realmente aspiramos. Me preocupa la idea del tiempo: de cómo lo utilizo y si, parafraseando a Walt Disney, lo que estoy haciendo hoy me acerca a lo que quiero hacer mañana. Soy consciente de que no todos pueden optar, en un primer momento, a valorar esta posibilidad, pero sí a encontrar esa chispa, la ilusión que ayude a algo más que sobrellevar una cotidianidad marcada por un profundo desasosiego de la sociedad, acentuado, en mi opinión, por el mal uso de la tecnología.

Y conjugando estos verbos me encuentro, tras sumar conocimientos y ampliar círculos de contacto. Cierro una etapa, la cual ha sido ilusionante, confieso que a veces dura, pero, sobre todo, enriquecedora. Agradezco toda la experiencia adquirida y pienso sacarle el mejor provecho. Así que toca poner punto final, al menos en este texto, con el típico tópico: “el que no arriesga, no gana”.

@malalua