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Amianto – Por Sergio García de la Cruz

   

A comienzos del siglo XX un mineral denominado asbesto irrumpió fuertemente en nuestras vidas, cierto es que tenía propiedades deseables sobre todo para su uso en la construcción: materiales de aislamiento, eléctrico, acústico, techos, tuberías, productos de fricción, juntas, colas y así la lista podría continuar. Quién no recuerda su presencia en las tuberías o en los techos de los patios; las llamadas “planchas de uralita” que no daban nombre al material en sí, sino a una empresa que se dedicaba a su fabricación. Los efectos nocivos del amianto son conocidos desde 1927 y han supuesto un gran problema para los trabajadores de las empresas que trabajaron durante años con él, también a sus familiares que se han visto gravemente afectados, principalmente sus esposas, de hecho, una reciente sentencia rompe con el vínculo requerido de una relación laboral previa para poder ser indemnizados, en este caso se deben pagar 700.000 euros por la muerte de cuatro mujeres que lavaron las ropas de sus esposos contaminadas con amianto o como el caso del resto de familiares que convivían con los trabajadores y cuando volvían a sus domicilios sacudían las ropas de trabajo.

Por tanto, el riesgo puede ser laboral, doméstico e incluso ambiental; en el año 2010 vecinos de los municipios de Cerdanyola del Vallés y Ripollet demandaron a una fábrica que se dedicaba a la elaboración de materiales de fibrocemento, en cuya composición se utilizaba amianto, señalándola como la posible originaria de sus lesiones en el aparato respiratorio y en algunos casos dieron lugar al fallecimiento de los afectados por la aspiración de fibras de asbestos y del esparcimiento de los residuos de esa utilización del amianto por las calles, dejando en el aire polvo de asbesto.
Entre las enfermedades asociadas con la exposición al amianto se incluye el mesotelioma enfermedad maligna que puede aparecer en la pleura, pericardio, peritoneo y túnica vaginalis testicular, si bien en más del 90% de casos la afectación es pleural. La comunidad científica que para la asbestosis se calcula un periodo superior a los 20 años y para el mesotelioma un periodo de 20 a 50 años, con un promedio superior a los 30 años.
La OMS señala a Europa como el centro histórico global del consumo de amianto en el siglo XX y la región donde más mortalidad por amianto se registra. Según las estadísticas de mortalidad de la OMS, en Europa se han producido el 56% de todos los fallecimientos por mesotelioma y el 41% de las muertes por asbestosis registradas en el mundo, a pesar de que sólo aporta el 13% de la población mundial. Durante los periodos de 1920–1970 y 1971–2000, Europa consumió el 48% y el 58%, respectivamente, de todo el asbesto comercializado en el mundo.

En España se prohibió el amianto en el 2001 y solo está permitido hasta su eliminación o el fin de su vida útil. Para el desamiantado o su eliminación hay que cumplir con dos normas donde se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud aplicables a los trabajos y la Guía Técnica para la evaluación y prevención de los riesgos.

www.sergiogarciacruz.com