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Libertad con cargos para el anciano que mató al intruso de un disparo

   
Vista parcial de la finca en que se produjeron los hechos en la noche del pasado domingo. / SERGIO MÉNDEZ Imagen del escenario del terrible suceso que ha conmocionado a toda la Isla. / SERGIO MÉNDEZ
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Vista parcial de la finca en que se produjeron los hechos en la noche del pasado domingo. / SERGIO MÉNDEZ

NORBERTO CHIJEB -TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

La magistrada titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Güímar decretó en la tarde de ayer la puesta en libertad con cargos de Jacinto, el octogenario vecino del Valle que en la noche del pasado domingo acabó de un balazo con la vida de un joven al que se le acusa de introducirse en la vivienda rural del primero con el ánimo de robarle.

Jacinto ha sido acusado como supuesto autor de un delito de homicidio y otro de tenencia ilícita de armas, se le ha retirado el pasaporte y tendrá que comparecer en el juzgado cada día 1 y 15, tal y como se recoge en la información facilitada desde el gabinete de prensa del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

Dadas las circunstancias en que se produjo esta muerte violenta, la decisión judicial ha sido la esperada, como ya vaticinaron los expertos consultados por este periódico en su edición de ayer.

La comparecencia del anciano se produjo finalmente por la tarde, dado que la titular del juzgado referido tuvo que celebrar juicios durante la mañana.

Como recordarán los lectores, fue minutos antes de las diez y media de la noche del pasado domingo cuando el anciano acabó con la vida del intruso de un solo disparo. Según explicó a la Guardia Civil, el fallecido y un cómplice (que al cierre de esta edición se encuentra en busca y captura) irrumpieron en la finca, ubicada en la zona del Camino de Chinguaro con pasamontañas y armas de fuego. Posteriormente se encontró en el domicilio una pistola simulada.

Al parecer y tras un episodio de violencia, el anciano logró hacerse con el revólver y disparó contra el intruso, acertándole en la cabeza y acabando con su vida en ese mismo instante. El compinche optó por darse a la fuga, aunque se espera su pronta detención. Si bien el delito de tenencia ilícita tiene muchos visos de prosperar dado que el anciano carecía de permiso de armas y la que utilizó, un revólver, no está registrada legalmente, muchas más dudas ofrece la acusación por homicidio. Salvo que la versión que ofrezca el compinche ofrezca datos que siembren la duda sobre la versión ofrecida por el octogenario y su familia, sus representantes legales tienen muchas posibilidades para hacer valer la eximente por legítima defensa, dado que, aunque la pistola del intruso era simulada, el hecho de que el anciano no lo supiera mantiene la proporcionalidad entre ataque y defensa que requiere esta argumentación.

Por lo que respecta al fallecido, la autopsia realizada en el Instituto Anatómico Forense de Santa Cruz de Tenerife ha permitido averiguar que se trata de un joven de 25 años de edad y vecino del Puertito de Güímar al que se le identifica por las iniciales J. C. R. El secreto de sumario ha impedido confirmar oficialmente si cuenta o no con antecedentes judiciales, pero ha abierto la vía a otra hipótesis de trabajo: que se trate de un empleado insatisfecho, dado que en su historial figura un largo conflicto laboral que terminó solventándose en los tribunales de Justicia. Hay que apuntar aquí que Jacinto es un conocido empresario del Valle de Güímar, ahora jubilado.

Por lo que respecta a cómo se cometió el asalto a la vivienda, las primeras pesquisas han permitido comprobar que el asalto fue planificado por los intrusos, dado que conocían bien el lugar, bastante apartado y al que sólo se accede a través de un camino solitario.

Vecinos del lugar confirmaron a este periódico que ni uno sólo de los tres perros guardianes con los que cuenta la finca ladró aquella noche, como tampoco se escuchó a los pavos reales que también custodian el lugar.

En cuanto a lo acaecido en el interior de la casa, se sabe que la mujer del octogenario presenta una fractura en uno de sus brazos, lo que da idea de que se le golpeó para que facilitase el acceso a un botín mayor, presumiblemente dinero o joyas.