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Paulino Rivero: “Me ronda por la cabeza la idea de volver como maestro a dar clases en la escuela”

   

Por CARMELO RIVERO

Foto: FRAN PALLERO

Foto: FRAN PALLERO

Militante de a pie. Así se ve Paulino Rivero en Coalición Canaria (CC) en la actualidad. No piensa fundar ningún partido político , ni integrarse en otra fuerza preexistente, por ahora. “Son leyendas urbanas”, se excusa, consolándose con la idea de pasar más horas libres en su pueblo natal, El Sauzal, como un ciudadano corriente, “mirando al mar y, si es por la tarde, con La Palma al fondo, mejor”. No quiere compensaciones de su partido cuando abandone en breve la presidencia del Gobierno, ni volver al hemiciclo de Madrid, donde pasó 12 años consumados en un escaño que le dio un espacio en la política nacional, ni otro destino cualquiera. A los 63 años recién cumplidos este mismo mes, por primera vez en su vida carece de planes.

-¿Piensa volver a ser maestro?
“Es una idea que me ronda por la cabeza. Volver a la escuela a dar clases. Ejercí el Magisterio, en Ciencias Sociales, y pedí excedencia de alcalde. Mi plaza definitiva la tengo en El Sauzal. Podría ir a pie”.

-Como el inglés se le resiste, confía en seguir progresando en su aprendizaje y en cumplir “el compromiso conmigo mismo de levantarme temprano a correr; lo demás, está por ver”. A falta de poco más de tres meses para colgar la añepa, asegura que no piensa en otra cosa que en el día a día, ante la marea de los asuntos cotidianos y una obsesión por no perder el rumbo distraído en polémicas domésticas como la de esta semana con Fernando Clavijo, que aspira a sucederle. “Jamás he visto a un candidato que ponga en cuestión la acción del Gobierno de su partido”, responde al envite del aún alcalde lagunero sobre un tema sensible: la Ley de Dependencia. Pero no se imagina fuera de Coalición Canaria, con esta condición:

“He creído siempre en una Canarias menos dependiente, con más capacidad competencial propia; también en la necesidad del control público de sectores estratégicos; en un compromiso social por combatir la desigualdad de nuestra tierra, y en la defensa de lo propio, del trabajo para la gente de aquí y la protección de nuestro tejido productivo. Estos principios son compartidos hasta ahora por CC. Mientras cumpla mis ideales, estaré en CC; si no, buscaré mi espacio y compromiso en quien abrace los mismos valores que yo”.

-¿Entonces, no va a crear otro partido?
“No, es una leyenda urbana”.

-¿Ni enrolarse en un PNC emancipado de CC?
“No, no está en mis proyectos ahora mismo”.

-¿No tiene intención de confluir con Nueva Canarias tampoco?
“No hay nada de eso. Tengo buena relación con Román y coincidimos en las demandas de más autogobierno. Uno nunca debe decir de esta agua no beberé. Pero a día de hoy, con toda sinceridad, nada de eso es cierto. No está en mi cabeza continuar en el primer plano de la política”.

-¿Mantiene la presidencia de CC?
“No, ya no soy presidente de facto. Al día siguiente del Consejo Político en el que no fui elegido candidato, puse el cargo a disposición. Soy presidente estatutario, pero no ejerzo. Sería absurdo con la oposición de los secretarios generales insulares”.

-¿Cómo ha encajado las críticas de Fernando Clavijo a su Gobierno por el “fracaso” en la dependencia?
“Dibujan un escenario inédito. Nunca se le había ocurrido a un candidato no aprovechar la labor de su partido en el Gobierno. La prioridad de mi Gobierno ha sido, precisamente, garantizar la política social. Resultan sorprendentes sus opiniones. Creí que provenían de alguien del PP, de Antona, Australia Navarro o Soria. No daba crédito a que fueran del candidato de CC”.

-Lo social da y quita votos…
“Pues seis encuestas en verano daban a CC ganadora con holgura,con un suelo de 21 diputados (los actuales). Todo lo que suponga bajar de ahí sería un fracaso electoral”.

-¿Este episodio abre una brecha entre usted y Clavijo?
“En absoluto. Tras perder la votación, mostré la mejor de mis disposiciones a apoyarle para que CC obtuviera el mejor resultado. Sigue en pie, pero difícilmente puedo estar respaldando en actos públicos a un candidato que cuestiona la gestión del Gobierno”.

-Inés Rojas está en el centro del cisma.
“La consejera de Políticas Sociales ha hecho y seguirá haciendo un muy buen trabajo en el gobierno en una etapa difícil. Hay un refrán que dice: ‘No tires piedras sobre tu propio tejado”.

-¿Cuál es su posición en el debate en España sobre los políticos imputados?
“Un imputado no es un condenado y en el ejercicio de sus funciones públicas no tiene por qué dimitir. Acaso sí, de ser nombrado para un nuevo cargo. Yo hice rectificar un acuerdo de gobierno por un caso similar”.

-¿Sugiere que Clavijo estaría en ese supuesto?
“Eso es una decisión personal, y del partido”.

-¿La tasa de exclusión es culpa de Canarias o de Madrid?
“El Gobierno del Estado ha recortado, pero impedimos la fractura social”.

-¿Ha existido en Canarias riesgo de estallido social?
“No, por las medidas sociales adoptadas junto con ayuntamientos y cabildos”.

Foto: F. P.

Foto: F. P.

Una fuerza imbatible
-¿Cómo está CC?
“Durante décadas, dirigí en Tenerife la organización y la extendimos con generosidad a otras islas. Logramos imbricar a la burguesía metropolitana con los pueblos, y funcionó. Éramos una fuerza imbatible. Nuestro modelo se basaba en un proyecto de país, de patria canaria. Creo que vamos a encarar estas elecciones con más debilidad que antes. La clave ha sido los municipios. La suerte del candidato es esa suma. Las divisiones restan”.

-¿Le costó caro enfrentarse a enemigos muy poderosos?
“En política no se está para quedar bien, sino para hacer lo que haya que hacer. Es evidente que he chocado con intereses de parte: en Tebeto, controladores aéreos, la fundación de CajaCanarias, el petróleo…”.

-¿Cómo zanjó lo de Tebeto?
“Removimos Roma con Santiago. El empresario empezó exigiendo más de 100 millones, hasta pedir 14, y me di cuenta de que no valía nada. Di órdenes a Domingo Berriel para asaltar de noche la montaña, y los sondeos demostraron que el valor era cero. El Supremo lo tumbó y no pagamos nada”.

-¿Se sintió como el Quijote contra las astas de Repsol?
“Me sentí muy arropado”.

-¿Se lo tomó como algo personal?
“Como algo colectivo. Esa batalla la ganó el pueblo canario”.

-¿No fue que Repsol desistió porque no era negocio?
“Abandonó a la primera de cambio no solo por el resultado de la prospección, sino porque había percibido que era un problema de imagen. Los directivos de Sacyr y Caixabank, socios de la multinacional, me dijeron delante de Brufau que no era un objetivo estratégico de la empresa, sino una imposición del regulador, el Ministerio de Industria. Con perspectiva histórica, hubo un antes y un después con el petróleo en la cohesión de un pueblo. Dije en el Parlamento que la unidad de Canarias valía más que todo el petróleo del mundo. No podíamos dejar a Lanzarote y Fuerteventura solas”.

-¿Fue una rebelión?
“Fue una reacción. Viví las dos grandes manifestaciones en La Graciosa emocionado viendo a niños y mayores protestando. Estoy convencido de que esas movilizaciones contra el petróleo han despertado la conciencia del pueblo canario frente a un trato colonial”.

-Se expone a que lo tachen de pancartero.
“En las manifestaciones contra el petróleo estuve, estaría y, si me necesitan, estaré”.

-¿Usted es independentista?
“Soy un nacionalista convencido que quiere más instrumentos de autogobierno”.

-¿Llamar a la rebelión por cosas como la segunda maleta de Iberia no fue exagerado?
“Es un modo de crear conciencia con cosas simples para que no abusen de nosotros: la segunda maleta en su día, o el certificado de residencia. O ahora la privatización de AENA. Otro atropello”.

-¿No al petróleo y sí al gas no es una contradicción?
“No, las renovables necesitan un complemento que garantice la estabilidad del sistema”.

-En su partido lo ven muy beligerante con Madrid.
“Fruto de la inexperiencia. Si alguien piensa que con buenas palabras nos van a hacer caso, se equivoca. Solo te respetan si eres fuerte en Madrid”.

-También le ven en CC como un pato cojo que no tiene nada que perder.
“No tengo ese síndrome de los segundos mandatos de EE.UU. Voy a seguir gobernando hasta el final. Ni voy a hacer lo que me dé la gana, ni voy a permitir que me interfieran desde fuera”.

-Pero Coalición Canaria es su partido.
“Cuando gobiernas, tu partido es Canarias”.

-¿Qué es el poder?
“Una responsabilidad. Lo mejor es no creérselo. Yo nunca me lo creí”.

-Hábleme de su agria polémica con Soria.
-Tiene más de leyenda que de real. Personalmente, el trato es cordial. Otra cosa es su rol en Madrid hacia Canarias. Pero Soria es un hombre con una gran capacidad, que vive la política con pasión. Le tengo un gran respeto personal y político; no comparto sus ideas.

-Tampoco tragaba al ministro López Aguilar.
“Juan Fernando no tuvo la capacidad de hacer un daño sustancial a Canarias. Zapatero nos necesitaba. Con Soria, el PP tiene mayoría absoluta y se llenó de soberbia”.

-¿Qué opina de Jerónimo Saavedra?
“Uno de los políticos e intelectuales más capacitados de Canarias”.

-¿De José Carlos Mauricio?
“Me admiraba su talla como parlamentario y negociador”.

-¿Adán Martín?
“Un hombre comprometido con su tierra”.

-¿Olarte?
“Un pura sangre de la política”.

-¿Y de posibles candidatos del PP?
“Asier vive la política con pasión, y María del Carmen Hernández Bento me parece buena gente”.

-¿Ana Oramas?
“Una política de vocación”.

-¿Patricia Hernández?
“Una mujer joven con ganas de cambiar cosas”.

-¿José Miguel Pérez, su socio?
“Un hombre leal, de un alto nivel. Canarias necesita personas como José Miguel Pérez”.

-¿Cómo será el próximo pacto?
“Yo, que me tengo por intuitivo, no me lo puedo imaginar”.

-¿Podemos y Ciudadanos han socavado el sistema?
“Dos fenómenos que irrumpen por el descrédito político”.

-¿El desahucio es el drama de un país desalmado?
“Sin duda. Nosotros legislamos para que ninguna entidad desahucie o le expropiábamos la vivienda, y eso ha posibilitado acuerdos de alquiler justo”.

-Desde el Gobierno ha tratado con dos reyes y dos presidentes. Vayamos por partes. Rajoy.
“Somos amigos, y la amistad no se ha roto. Él, madridista, y yo, colchonero. Tuvo el coraje de evitar al rescate. Pero me ha sorprendido gobernando sin diálogo, que era su principal fortaleza”.

-Usted lo acusa de maltrato. Suerte que son amigos…
“Es que en carreteras, Empleo, Sanidad, Educación, desaladoras, políticas sociales…, nos ha dado en la línea de flotación”.

Foto: F. P.

Foto: F. P.

-¿Amenazó con romper relaciones?
“Yo quería sacar el REF fiscal y le envié una carta a Don Juan Carlos. Me recibió y medió con Rajoy; enseguida me dio cita,y Montoro y González Ortiz cerraron el acuerdo”.

-¿Sin embargo, Felipe VI no le ha dado audiencia?
“Espero que tenga la misma sensibilidad que tenía su padre con Canarias”.

-¿Zapatero lo engatusó con el Plan Canarias?
“No, fue un acierto. Conseguíamos mucho dinero para carreteras infraestructuras, bajada de tasas aéreas, subvenciones al transporte, parques tecnológicos… Él nos necesitaba y supimos aprovechar”.

-Su foto con él en la Moncloa fue un estigma electoral en las vallas del PP.
“Es tener o no tener sentido de la responsabilidad. Cuando se votaban en el Congreso las primeras medidas contra la crisis, por presión de Bruselas, nos pidió el apoyo porque España iba a ser intervenida, y se lo dimos. La situación era grave”.

-¿Fue un error firmar la financiación autonómica?
“Entonces no lo era, pero la crisis mermó los ingresos del Estado y el fondo de suficiencia se fue a pique”.

-¿Traerá Putin los 1.000 millones para su telescopio?
“Tengo confianza en que sí; hay que seguir trabajándolo. Me lo adelantó en Moscú el rector de la Universidad. Luego se produjeron las sanciones por lo de Ucrania”.

-¿Grecia con Syriza está cargada de razones o no?
“Una cosa es predicar y otra dar trigo. Hay que entender a Grecia, y Grecia ha de entender que los créditos se pagan”.

-¿El reparto de licencias de FM fue un error?
“No, se quiso hacer un concurso impecable y ejemplarizante y salió mal, porque quedaron fuera emisoras que ya estaban implantadas. Eso me costó la enemistad de José Rodríguez, que produjo una lamentable fractura en nuestra relación”.

-¿Cuál es su legado?
“Dejar a Canarias en condiciones razonablemente positivas hasta 2020”.

-¿Se ha preguntado por qué su partido le dio la espalda?
“Las circunstancias de cada isla. En Gran Canaria pensaban estar en el Gobierno y no estaban. En Lanzarote, la dirigencia no entendía que fuera amigo de Pepe Torres Stinga y de Inés Rojas, o en Fuerteventura que lo fuera de Mario Cabrera. En La Palma pensarían que ya era su hora. El Hierro arguyó neutralidad y La Gomera me apoyaba. Esa es la historia”.

-¿Ha sufrido traiciones?
“Cuando uno tiene una responsabilidad como la mía, se sufren traiciones, deserciones y deslealtades”.

-Alguien podría pensar que ha abortado en la sombra el nuevo consejo rector de RTVC, la caja de Pandora
“Eso es totalmente infundado”.

-¿No ha estado en ninguna conspiración?
“En absoluto. No he estado en eso. Es una cosa del PSOE. Pero no soy ajeno a que lo sucedido haya podido incomodar a alguien de CC y al PP; incluso, que se hayan visto frustradas algunas expectativas empresariales. Ante un cambio en la RTVC hay sectores empresariales. En 2017 se cumple el contrato externo, es un modelo mixto.El Parlamento aprobó una ley para un consejo rector desvinculado de las fuerzas políticas Habría sido más razonable haber consensuado trayectorias profesionales y que la renovación se produjera tras las elecciones. He visto con sorpresa cómo se aceleraba el proceso y cómo se frustraba”.

-¿Cómo es gobernar en el túnel sin ver la luz al final?
“No es grato. Pero un día, después de la tormenta vendrá la calma, y hemos dejado a Canarias preparada para ello. Me he entregado en cuerpo y alma estos ocho años tan duros, con exiguos recursos (8.000 millones en 2007 y 6.100 millones en 2015), manteniendo los servicios públicos y dejando hecha la tarea de mañana en la Estrategia de crecimiento económico de Canarias”.

-¿Llegó, vio y bailó con la más fea?
-Es que no pude escoger a la guapa. Tomé posesión el 14 de julio de 2007 y en agosto le vi la cara al monstruo”.

-Usted fue pobre.
“Pobre no. Éramos los más pobres del pueblo. Vivíamos en una casita antigua de 60 metros cuadrados, con techo de teja que amenazaba con venirse abajo y nuestros padres nos metían bajo el dintel, que era ancho y más seguro, cuando soplaba el viento o llovía. Comíamos potaje recalentado y papas que cultivábamos en una tierra de medianía de don José Álvarez. Carne solo en San Pedro. Cuando llegó la crisis y la austeridad me acordé de la niñez”.

-¿Cómo deja a Canarias en el adiós?
“Estamos todavía en una sociedad desigual, pero al irnos dejamos a Canarias a la cabeza del crecimiento económico de España. Con récord turístico, siendo la comunidad menos endeudada y creando empleo desde abril; al día en el pago a proveedores, incluidas las farmacias. Nos vamos con el REF fiscal aprobado y el económico en la senda; con más de 4.000 millones que vendrán de Europa y 200.000 plazas en rehabilitación. Son buenas cifras”.

-Esas son las buenas noticias, las malas son el paro y la pobreza.
“Me queda la magua de no haber podido hacer más cosas contra la miseria con una economía expansiva. Hasta 2007 vivimos una década en la abundancia. Ahora tenemos que volver a guardar por si falta, como hacían nuestros mayores”.

-¿Lo de “trabajo para los de aquí” era solo un estribillo?
“Me decían que era ilegal; desde 2012 la UE lo permite en las RUP”.

-¿Tuvo un ataque de xenofobia con la inmigración?
“La que venía por mar era un drama humanitario. Éramos un cementerio. La que entraba por los aeropuertos era la que había que controlar”.

-No todos dieron larga vida a este pacto.
“Ha sido un Gobierno sólido, solidario y estable hasta el final, cosa rara en Canarias. Un gobierno austero y honesto, sin ningún miembro procesado, sin pleito ni codazos”.

-¿Si hace 35 años le hubieran echado las cartas y revelado su paso por política, lo habría creído?
“No, naturalmente que no. Era maestro y es difícil de explicar todo lo que me ha pasado. Un día, me ficha el director de la Caja en El Sauzal, Carmelo Brito Villalba, y acabo de alcalde. Ese día estaba jugando al envite. En el 83, Manuel Martín Luis hizo crecer la criatura, ATI, fuera de La Victoria, La Orotava, El Rosario y Granadilla, donde nació. Yo era el sexto al Cabildo: Isidoro Sánchez, Antonio Buenafuente, Ricardo Tavío, Beatriz Fajardo, Elías Bacallado y yo. Y sacamos seis. Salí de chiripa. En el 85, Victoriano Ríos me propuso presidir un congreso del partido; al año siguiente fui secretario de organización, sustituí a Miguel Ángel Barbuzano. Hermoso marcó un estilo. Íbamos por los pueblos en un viejo BMW buscando candidatos a alcaldes. Me pregunta a quién llevábamos al Cabildo y se me ocurrió decirle: ‘¡Adán! Adán Martín’. Esa noche lo levantamos de la cama y nos dijo. ‘¡Ustedes están locos!’. Ganó la presidencia del Cabildo. La vida es así. Una sucesión de casualidades”.

Foto: F. P.

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“De aplatanados, nada”
Ser del campo y no de la capital, marca, y el caso de Paulino Rivero es el de un selfmademan paradigmático que ha disimulado de presidente queriendo ejercer una alcaldía imaginaria de político rural. El alcalde de Canarias, lo han llamado alguna vez. Dice que no fue ninguna impostura ordeñar una vaca en la Aldea de San Nicolás, hombre de campo por definición, como revela cierto mote displicente, el mago de El Sauzal, que ha terminado haciendo suyo a título vindicativo. Como tantos otros, quiso ser futbolista. Primero se soñó con los colores de su segundo equipo, el Atlético de Madrid, y después como alcalde, para hacer, precisamente, un campo de fútbol. Su infancia tiene similitudes con el personaje de Muñoz Molina en El viento de la luna, que leyó como de memoria, donde Mágina sería El Sauzal. Como el Cholo Simeone, uno de sus modelos, va partido a partido (“¿Presidir el Tenerife? El futuro no está escrito, hay que ir paso a paso”). En medio de la tragedia de los trenes de Atocha, pensaron en el diputado canario. Rubalcaba y Zaplana (PSOE y PP) le pidieron que presidiera aquella crítica comisión del 11-M en 2004. “Uno siempre piensa en esos casos si dará la talla. Creo que todos somos así”. Superó la prueba sobrecogido por el testimonio del policía Manolón, que rompió a llorar. Un Aznar imperturbable intervino 14 horas. La nariz le sangró abundantemente una vez recién llegado al Gobierno, y los médicos atribuyeron la epistaxis a una subida de tensión. Elude el motivo, pero consta que se debió a un sofoco político al comienzo del pacto con el PP. En la primera legislatura (2007-2011) quiso coger el toro de la fragmentación territorial por los cuernos y se pasaba los días subido a un helicóptero, a salto de isla. Creyó que era la forma de materializar la metáfora tentadora del villancico de Benito Cabrera: “una sobre un mismo mar”. Alguien falsificó y ocultó durante diez años los famosos papeles de México, que involucraban a su mujer en una empresa falsa, con la que buscaban descreditarles. ¿Quién fue? “No lo sé y si lo supiera no lo diría”. Tuvo infancia de estrecheces y Reyes menesterosos que dejaban un carrito de madera con frutas y un polvorón. Cuidaba a los hermanos y ayudaba a la madre cargando verduras al hombro y en carretilla para ir en guagua al mercado de Santa Cruz. Por eso, tardó en ir a la escuela y no aprendió a leer y escribir hasta los 13 años. Esos orígenes humildes le hicieron simpatizar con el Nobel de la Paz Óscar Arias, el expresidente costarricense, y admite que Hugo Chávez, en el Palacio de Miraflores, resultaba seductor, pero el embrujo se deshacía en la calle. Cuando Paulino hizo la mili en Las Palmas ya no era aquel muchacho ágrafo de pueblo; había hecho Magisterio amarrado a una beca y preparaba las oposiciones. No había salido de la isla, pero apuntaba maneras de gestor: a su cargo, la cantina del cuartel fue rentable por primera vez. Llegó a la política sin tomárselo muy en serio, un día antes de cerrar las listas municipales de las primeras elecciones democráticas, en el lejano 79, y la caravana de UCD para su presentación salió sin el candidato, que, inexperto, fue a ver a la novia, Ángela Mena, como de costumbre, pues era fin de semana. Paulino había sido yesista, pintor y albañil, como su padre, pero por entonces no sabía lo que era un mitin.