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Un autodidacta del turismo

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El cantante Michael Jackson, del que muestra orgulloso el recuerdo de su firma (siguiente foto) y el exministro Manuel Fraga son dos de las personalidades a las que atendió. / da

GABRIELA GULESSERIAN | Puerto de la Cruz

El martes 31 de marzo fue su último día de trabajo después de 46 años dedicados al turismo, una actividad que deja al jubilarse con la misma pasión con la que se inició. Cándido Figueroa fue director de los más prestigiosos hoteles de Puerto de la Cruz. Estuvo al frente del Botánico durante nueve años; el Parque San Antonio durante tres y, por último, el Garoé, en la zona de La Paz, al que define como “su hijo preferido”, dado que lo inauguró y llevó durante 13 años con el concepto con el que entiende que se debe gestionar un establecimiento de cuatro estrellas: con amabilidad, exceso de limpieza, buena cocina y cuidando hasta el más mínimo detalle.

Pero también fue responsable dos años del hotel Sol en La Palma, el Gran Meliá Salinas de Lanzarote, durante tres, y fue jefe de recepción del hotel Atlantis durante 16 años. En todos esos años atendió a diversas personalidades, reyes, embajadores, presidentes, actores y actrices, músicos y deportistas. La reina Sofía; Michael Jackson; Miguel de la Quadra-Salcedo; Manuel Fraga; Mar Flores; Eduardo Noriega, Raphael; el hermano mayor de Fidel Castro; y el exvicepresidente de Argentina Carlos Ruckauf son solo algunas de las personalidades que integran su lista de recuerdos. Con todos tiene una anécdota y por supuesto, una foto. Es perito mercantil y aunque podría haber sacado el título de director de hotel, estaba tan inmerso en su trabajo que no lo hizo. Se dedicó al turismo por pasión, de manera autodidacta, y estudiando idiomas. “La experiencia es lo que mejor forma a un director de hotel y por eso en la práctica se debe ser muy exigente y pasar por todos los departamentos”, sostiene.

Empezó en la profesión con una pequeña mentira al decir que había trabajado en un hotel de Alemania para poder conseguir un trabajo en un alojamiento de cuatro estrellas donde no lo contrataban si no tenía experiencia. Pero como dice el refrán, “las mentiras tienen patas cortas”, y da la casualidad de que la persona que lo entrevistó también había estado allí y la descripción que había hecho sobre el hotel no coincidía. Terminó confesando que había mentido para poder trabajar y no volvió a llamar por vergüenza. Pero a los dos días la misma persona contactó con él y lo contrató. Dos años después fue nombrado jefe de recepción.

Su éxito no tiene recetas mágicas ni secretos. Reside en dispensarle cariño a los clientes, “porque de esa manera no solo hablan bien del hotel sino de Puerto de la Cruz, y eso es justamente lo que la ciudad necesita, cariño y cuidado”, sostiene. Por eso ha sabido salir airoso de los problemas, como el ocurrido a finales de los años 80 durante una reunión con diputados europeos, cuando resolvió un asunto que otra persona hubiese evitado. “Fue fruto de mi inexperiencia y por eso di la cara y expliqué lo ocurrido. En ese momento me di cuenta de que tenía proyección en la hostelería”.

La estancia de Michael Jackson fue una de las que guarda con mayor recuerdo a pesar de que tuvo bastantes exigencias. Trajo su cocinero particular y requirió un teléfono rojo y números diferentes en cada una de las habitaciones. Nunca le preguntó el porqué de este color, solo recuerda que fue un sábado por la tarde, que estaba todo cerrado y tuvo que hacer malabarismos para conseguirlo. Y finalmente lo logró.

Cándido Figueroa dice que ha tenido mucho éxito en su vida profesional, pero ha descuidado la personal y quiere recuperarla. “Mis amigos hoy día son mis clientes, con los cuales me comunico por Skype”. Por eso a partir de ahora se dedicará a cuidar a sus nietos y a su familia, a quienes ha dejado de lado por la dedicación y el amor dispensado a su trabajo.