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Dos puntos perdidos

Maxi festejó el gol, pero el colegiado le dio la autoría a Aitor Sanz. / S. M.
Maxi festejó el gol, pero el colegiado le dio la autoría a Aitor Sanz. / S. M.

MARTÍN-TRAVIESO | Santa Cruz de Tenerife

Más que buen sabor de boca, lo que deja el empate cosechado ayer por el CD Tenerife es todo lo contrario. Los blanquiazules dejaron escapar una gran ocasión para escapar casi definitivamente de los puestos más amargos de la clasificación. Durante 45 minutos fue infinitamente superior a un Zaragoza que en la segunda mitad, y con bastante polémica, empató el encuentro.

El cuadro maño, apremiado por cortar una racha negativa de resultados, saltó al campo con más intención, pero poco a poco los locales se fueron imponiendo a uno de los clubes que tienen la obligación de ascender.

Las bandas tinerfeñas funcionaban con corrección y de ellas nace una buena ocasión de gol que desbarató con su nariz el portero del Zaragoza, Alcolea. Cristo Martín partió de la zurda hacia el centro y por el camino cedió a Suso, que en el flanco izquierdo logró encontrar la espalda de la defensa enemiga. Algo escorado, intentó el disparo, pero repelió con su apéndice nasal el guardameta. No obstante, sería esta la jugada previa al gol tinerfeño.

Al córner acudió Aitor Sanz, quien con maestría ejecutó un saque de esquina muy muy cerrado que superó por arriba a Alcolea. Maxi Pérez remató en el segundo palo ayudandose con la mano, aunque hubo que esperar hasta el acta del partido para que fuera el centrocampista quien se apuntara el tanto de gol olímpico.

El tanto alentó al cuadro de Agné, que se sustentó en un centro del campo poderoso para maniatar a su contrincante. Además, utilizó como nunca el arma de la presión, lo que impedía al Zaragoza sacar la pelota de su campo con claridad.

Cristo Martín se dio gusto en todo lo que quedó de primer acto dando pases a sus compañeros, algunos acertados y otros no tanto, pero el de La Cuesta obtuvo el reconocimiento del respetable cuando fue sustituido en la segunda mitad. Incluso tuvo una oportunidad para marcar, como la que disfrutó en el minuto 30. Tras salir bien de un buen regate, su disparo se marchó por encima de la portería maña. El Zaragoza estaba a merced de su rival, pero el Tenerife no supo ajusticiarlo.

Solo Borja, a dos minutos de terminar la primera parte, metió el miedo en el cuerpo con un cabezazo en el área chica que se marchó fuera por poco.

Suso pugna por un balón con un adversario. / SERGIO MÉNDEZ
Suso pugna por un balón con un adversario. / SERGIO MÉNDEZ

Fuera de juego
El descanso sirvió para ordenar ideas, especialmente para el Zaragoza. Y eso que el guión del segundo tiempo parecía ser el mismo que el anterior.

El Tenerife seguía a lo suyo: atacando la meta aragonesa, pero sin excesiva claridad. Mientras, los de Popovic aprovecharon el primer disparo entre los tres palos que tuvieron para anotar el empate. Un despeje a córner de Raúl Cámara en el minuto 53, que se fue junto al larguero de Dani, propició un serio disgusto. No obstante, la gran decepción y la polémica de la tarde llegó en el consiguiente córner, que tras ser despejado demasiado en corto por Dani Hernández lo aprovechó Vallejo para remachar en el área pequeña a la red el centro de Jaime Romero. El gol no debió de subir al marcador por claro fuera de juego. En el momento del pase, Dani está adelantado y solo hay un defensa (Carlos Ruiz) por delante del último jugador del Zaragoza (Vallejo). Esta posición, según la reglamentación, es fuera de juego y un grave error técnico del colegiado y de su asistente.

A raíz de que la igualdad se pusiera de manifiesto de nuevo en el videomarcardor, a Agné le entraron las prisas por ganar y comenzó a acumular jugadores ofensivos en el terreno de juego. Comenzó relevando a Cristo Martín por Juan Carlos. Hombre por hombre. Eso sucedió en el 62. Dos minutos después, el ex del Deportivo de la Coruña disparó por encima de la portería contrincante. Buena oportunidad que se iba a al limbo.

Poco después, nuevo movimiento en el banquillo tinerfeño: Ifrán, ayer muy desconectado del juego laborioso del equipo, dejó su puesto a Aridane, quien no jugaba desde el día del derbi. Más tarde, Moyano saldría para que entrase Abdón Prats. Pero ya se sabe que por acumular mucha gente en ataque, no se crean más ocasiones.

Es más, con todo el potencial ofensivo que tenía sobre el campo, el Tenerife creó menos ocasiones. Ni siquiera pudo marcar cuando el Zaragoza se quedó con diez por una clara expulsión del central tinerfeño Mario. Solo el vasco Unai Albizua, a diez minutos para el final, rozó el gol.

Pero los maños también tuvieron alguna contra peligrosa, por lo que el empate hasta se puede dar por bueno.