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Faltó acierto y fortuna

Resulta increíble que el resultado final del choque fuera de empate a cero, teniendo en cuenta el alto número de ocasiones que hubo. / S.M.
Resulta increíble que el resultado final del choque fuera de empate a cero, teniendo en cuenta el alto número de ocasiones que hubo. / S.M.

MARTÍN-TRAVIESO | Santa Cruz de Tenerife

El Tenerife se topó ayer con un muro infranqueable llamado René. Unas veces la falta de acierto, otras la ausencia de fortuna, pero especialmente la atinada actuación del portero de la UE Llagostera, impidieron que el equipo blanquiazul sobrepasase la barrera de los 40 puntos. Hasta en dos ocasiones estrellaron los pupilos de Agné el balón en la portería catalana, insuperablemente defendida por su guardameta, el que mejor se ganó ayer su sueldo. Tampoco se quedó atrás Dani, también imbatible en el partido. Y como suele pasar cuando las actuaciones de los arqueros es tan destacada, el choque acabó con un reparto de puntos que para nada deja satisfecho a los locales.

La primera mitad fue sosa, aburrida, tediosa. Dejó muchos detalles tácticos, pero eso está bien para los entrenadores o para los que gustan de analizar el fútbol de manera detallada. Para el público en general, resultó un tostón.

René fue una verdadera pesadilla para los jugadores de ataque blanquiazules. / SERGIO MÉNDEZ
René fue una verdadera pesadilla para los jugadores de ataque blanquiazules. / SERGIO MÉNDEZ

No entró de inicio Ifrán. Lo hizo en su lugar un casi desconocido Abdón Prats. El balear dejó algunos detalles positivos, pero no llegó a deslumbrar.

Del primer acto poco se puede contar. Los dos contendientes demostraron tenerse muchos respeto, por lo que la primera acción de cierto peligro no llegó hasta el filo del primer cuarto. Juanjo cabeceó un córner lanzado por Sergio León y el balón salió fuera junto al poste derecho de la portería del Tenerife.

La respuesta llegó también a balón parado. Prats ejecutó una falta que la zaga visitante desvió a saque de esquina. El balón había rozado ligeramente en algún jugador de la barrera y había pasado junto a la cepa del poste izquierdo de René.

También el joven atacante ex del Mallorca puso su sello en un remate de cabeza y otra vez el balón salió rozando el palo. Mientras, Sergio León el atacante más incisivo del Llagostera hizo un buen disparo que atajó en dos tiempos el meta Dani Hernández. Por suerte para el espectador, la primera parte acabó y en la segunda el Tenerife pareció despertar de su letargo.

[sws_pullquote_right]Dani también salvó a los locales, especialmente en la recta final del encuentro[/sws_pullquote_right] Es verdad que con más corazón que con cabeza y fútbol, pero los blanquiazules mejoraron su apariencia y llegaron mucho tras el descanso a la meta rival.

Los de Agné salieron a decidir el partido, pero ahí fue cuando se hizo gigante la actuación de René. Primero fue Abdón el que probó fortuna en el minuto 48. Su disparo rasó lo atajó el meta casi sin despeirnarse. Tampoco lo hizo cuando Suso puso un buen centro y Maxi no llegó a conectar con el envío.

Justamente el uruguayo tuvo una gran ocasión para marcar, pero como todas ayer, se fue al limbo. A sus botas llegó un balón que golpeó con la puntera, marchándose fuera tras rozar la madera.

Un minuto después lo intentaría Suso Santana, también dentro del área y con idéntica fortuna. Parecía que el gol llegaría en cualquier momento, viendo como penetraba Suso por la banda derecha.

El peligro defensivo estaba en saber controlar los contragolpes del Llagostera, que se centró en cerrar y juntar mucho más las líneas de definido 4-4-2, para molestar todo lo posible a los atacantes insulares.

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Omar Perdomo entró al final en la convocatoria. Fue la nota más destacada de la lista de convocados de Raúl Agné para el partido que ayer jugó su equipo contra la UE Llagostera. En la relación definitiva de citados incluyó al joven grancanario Omar Perdomo, refuerzo que se incorporó en el mercado invernal para el equipo que dirige Quico de Diego. El centrocampista no llegó a debutar con el primer equipo, pero ya cuenta con su primera citación con el conjunto profesional. De los 20 que inicialmente recibieron la llamada del entrenador aragonés, Omar logró pasar el corte. Perdomo destaca por su velocidad, potencia y buen disparo con ambas piernas. Junto a él estuvo también otro canterano, Carlos Abad-Hernández, quien ha sustituido definitivamente a Roberto, ayer de nuevo descartado. / S. M.[/sws_grey_box]

La cosa comenzó a complicarse y Agné empezó a refrescar a su equipo. Curiosos sun cambios de ayer. Se limitó a cambiar hombre por hombre. Primero quitó a Juan Carlos y metió a Cristo Martín, para luego relevar a la pareja de atacantes. Primero se marchó Maxi y luego Abdón, para que entrasen Ifrán y Aridane.

Antes de marcharse, Maxi dispuso de una ocasión sumamente peligrosa. Rozando los 70 minutos, Maxi tuvo un cara a cara con el guardameta que paró a bocajarro. Un minuto después, otra vez René: con una acertada intervención, evitó que un tiro de Suso dentro del área alcanzase su red.

[sws_pullquote_left]Ifrán y Carlos Ruiz estrellaron dos balones en los palos de la meta defendida por René [/sws_pullquote_left]Diego Ifrán entró al campo en el minuto 75. Aridane cinco después. Agné arrojó al fuego toda la madera que tenía.

Pero ayer no era el día de los arietes. Daba igual que el partido estuviese toda la noche disputándose, que el resultado nunca hubiese cambiado.

Hasta los palos se opusieron a la suerte local. Ifrán, convertido en capitán general de las hostilidades desde que accedió al terreno de lucha, se frustró cuando, en el minuto 87, una dejada atrás de Cristo Martín, la golpea el de Cerro Chato con la mala fortuna que el balón lo repelió el palo derecho de la meta catalana.

Acto seguido a esa jugada, un rápido contragolpe de la Llagostera, se convirtió en un mano a mano entre Dani y Sergio León, lo resolvió con enorme acierto el portero hispano-venezolano.

Ya en el tiempo de prolongación, Ruiz estrelló el balón en el travesaño y, como antes, la respuesta no se hizo esperar. Dani Hernández también tuvo que emplearse con la máxima eficiencia sobre la misma raya de gol para detener un claro remate de Alcalá.

Cuesta creer que con tantas ocasiones, el partido al final acabase como empezó.