Dulce Xerax Pérez: “no volvería a la política ni loca”

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RAFAEL DE MIGUEL/FOTO:PATRI CÁMPORA

Nos recibe en la sede del Círculo de Bellas Artes, un edificio necesitado de cariño y buena mano de chapa y pintura. Dulce Xerach Pérez, viaja mucho (acaba de llegar de Polonia) porque trabaja con su marido, el arquitecto Fernando Martín Menis. Desde hace poco tiempo, trata de impulsar, con más entusiasmo que medios, una institución cultural como el Círculo de Bellas Artes de Tenerife, que agonizaba entre la apatía de sus escasos socios y un panorama cultural y económico atrofiado por la crisis.

¿Por qué se embarca en la aventura de dirigir el Círculo de Bellas de Tenerife?

Pues la verdad es porque no sabía lo que era, porque si lo llego a saber, no me meto (risas). Me lo pidió, en concreto la anterior directora, Miriam Durango, y lo cogí porque me encanta este mundillo y me encanta el arte. Tenemos el reto de volver a traer a la gente joven.

¿Qué proyectos tiene en marcha el Círculo?

El primero es el mes de libro dedicado a la revista La página, que cumple 25 años y es la que más ediciones ha tenido en el mundo de la cultura. La gente que ha pasado por esa revista es la más importante del mundo de la literatura en Canarias y vamos a dedicar todo el mes de abril al evento. También vamos a organizar la semana de Las ovejas negras, dedicado al papel de las escritoras y su desventaja con los escritores masculinos. En mayo, vamos a conmemorar el 80 aniversario de la exposición surrealista de 1935 que organizaron André Bretón y otros artistas de Tenerife. Hemos pedido a 76 artistas que interpreten el surrealismo con sus obras. De junio a septiembre, vamos a hacer una réplica canaria de la Summer Exhibition que hace la Academia de Artes de Londres y que consiste en pedir a todos los artistas que estén en verano en Canarias que expongan sus obras.

Tenemos un proyecto, Wine and Art, en el que queremos tratar sobre los estímulos externos en la creación. Luego, Foto Noviembre en la que cedemos nuestra sala al Cabildo y para terminar el año, el mercadillo de Navidad.

También hemos abierto una convocatoria para músicos y artistas para cederles la sala de ensayo del teatro. Tenemos dos becarios para intentar abrir la biblioteca, que ahora permanece cerrada y que tiene fondos importantes; y además abrir una sala de coworking.

¿Y cuál es la filosofía del Círculo?

Estamos en pleno proceso de discusión interna sobre nuestro papel en la sociedad canaria. Creemos que debemos fomentar la práctica de la cultura. Miramos qué hacen otras instituciones para tomar nota.

¿Cómo recuerda su etapa como responsable política en el Cabildo de Tenerife y el Gobierno de Canarias, en áreas culturales?

Me lo pasé genial, fue una época súper constructiva para mí, pero no lo añoro en absoluto. No volvería a la política ni loca, y menos ahora.

¿Y la crisis?

Eso ya se sabía, porque ya vivimos una crisis. Yo entré en el Cabildo de Tenerife en 1995 cuando salíamos de una crisis y luego viví la subida hasta lo más alto y me marché en el 2007. Cuando entré en el Cabildo me costó muchísimo aumentar los presupuestos de Cultura… porque la cultura es la última guinda del pastel presupuestario; se pone lo último y se quita lo primero, fue lo último que subió y lo primero que bajó. Debido al poco tiempo de su expansión no pudo consolidarse como sector empresarial. Con todo, a mi me ha sorprendido la capacidad de resistencia del sector y cómo, al final, el mundo del arte se va ajustando al presupuesto que tiene y sigue creando, porque la pulsión de crear es más fuerte que la crisis.

Como mujer, ¿cómo vivió su paso por la política?

Cuando eres mujer y llegas a la política, te das cuenta de que existen techos de cristal que no ves en el mundo educativo, o en la universidad, por ejemplo. Cuando llegué a la política, sí empecé a darme cuenta de que como era mujer no me tocaba a mí, aunque tuviera mejor currículum o mejores cualidades. No me tocaba porque era mujer. El hecho de ser muy joven cuando comencé, también provocó recelos. Me convertí en una oveja negra para muchos sectores, pero lo asumí como una lucha. Apoyé mucho a las mujeres. Hice estudios sobre la presencia de la mujer en el panorama cultural canario y descubrimos, por ejemplo, que desde la instauración de la democracia y hasta el año 2000, en el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) de Las Palmas de Gran Canaria, ninguna mujer había hecho una exposición individual. La que más dedicó exposiciones a la mujer es El Tanque, en Tenerife, y tan solo el 25% de todas las exposiciones eran de mujeres. En los museos, en el TEA, por ejemplo -y yo participé-, el 97 por ciento de la obra comprada era de hombres. Pusimos en marcha un programa denominado La Cultura Femenina para tratar de paliar ese déficit.

¿De qué se siente más y menos orgullosa de su paso por la política?

De los primeros años del Cabildo, del 95 al 99, sin duda, porque pusimos en marcha un montón de proyectos como el del Patrimonio Histórico de Tenerife que se caía a cachos entonces; la red de escuelas de música, la red de escuelas de teatro, El Tanque, el Auditorio, el TEA, la promoción de la Orquesta Sinfónica de Tenerife como la mejor de España en aquel momento. Fue una época súper fructífera. Me arrepiento de no haber sido más firme en mi etapa en el Gobierno de Canarias, porque a veces cedía a las presiones de Tenerife y Gran Canaria sobre inversiones; presiones que sobre todo venían de Las Palmas. Me arrepiento de no haber sido más equilibrada.

El espacio de El Tanque es su niña bonita, pero… ¿ya se hacen actividades en este espacio, más allá del Festival Keroxen?

El Tanque es un hijo que me salió y no hay manera de que se independice, porque todavía sigo siendo vicepresidenta de los amigos de El Tanque. Me preocupa todo lo que ocurre, pero El Tanque es del Gobierno de Canarias. Se hace lo que se puede porque el presupuesto del recinto es de 8.000 euros al año y eso no da ni para abrirlo… lo que se hace como el Festival Keroxen es con subvenciones privadas.

El panorama cultural de Canarias, ¿cómo lo ve?

Hay mucha creatividad, pero en espacios privados y en pequeño formato, porque la administración no ayuda a dar salida a los nuevos artistas. Desde los años 80 no se ha hecho una reflexión sobre las nuevas generaciones. No se ha hecho ningún esfuerzo por reunirlas, analizarlas y conocer sus trabajos.

¿Y el papel de la mujer en el mundo cultural canario?

A su bola y al 50/50 en cuanto a participación, a pesar de las dificultades. Pero a nivel de exposiciones, todo sigue igual: la mayoría son de hombres. El momento creativo es muy revolucionario y tiene que ver como lo que pasa en la política en estos momentos. Me gustaría que el papel de la mujer en los campos cultural y político fuera de igualdad. Es un fracaso ver a los líderes de Tsipras, Podemos o el resto de los partidos políticos con baja participación de la mujer en puestos relevantes… Va a ser un camino difícil, porque la igualdad real debe darse.

Las redes sociales son un campo en el que se desenvuelve usted como pez en el agua…

Me encantan las redes, y me gusta escribir. Es una forma de estar en política sin estar en política, como ciudadana. Tengo, por suerte, muchos seguidores en Twitter y Facebook y me sirve para difundir las actividades del Círculo de Bellas Artes y otros eventos… pero no vivo todo el día pendiente de las redes. Para mí son muy importantes, es una forma nueva de expresión, una nueva plaza pública.

¿Cuántas veces le han preguntado por el tuit de las botas de Moschino?

(Ríe a carcajadas) Miles de veces… hasta la marca Moschino me hizo retuit, pero es que estábamos haciendo bromas en la red sobre la tormenta. Me dan igual las críticas. Solo tengo en cuenta las de las personas que me importan, las escucho y trato de mejorar.

Le acusaron de pija…

Porque te guste la moda no eres pija. Me gustan las últimas tendencias en general de música, de arte o lo que ocurre en el mundo desde todos los campos. Debo tener pinta de pija, pero la verdad es que nací en Tacoronte en una familia normal y no sé por qué tengo esa fama, pero me da igual.