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Educación indemniza a los niños que sufrieron abusos en El Chapatal

Imagen de archivo del centro educativo donde se produjeron los hechos a finales de 2012. /FRAN PALLERO
Imagen de archivo del centro educativo donde se produjeron los hechos a finales de 2012. /FRAN PALLERO

CHAPATAL

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

La Consejería de Educación ingresó el pasado martes las indemnizaciones pactadas con las familias de tres alumnos del Centro de Educación Infantil y Primaria El Chapatal (Santa Cruz de Tenerife) a cuenta de los abusos que tales niños sufrieron cuando tenían entre 6 y 7 años a manos de otros niños algo mayores, de 12 y 13 años.

Esta indemnización llega tras dos años de litigios por parte de dichas familias y con un retraso de al menos seis meses con respecto a la certificación oficial de su abono, que se produjo el pasado mes de noviembre.

Tales cantidades, muy inferiores a los 30.000 euros reclamados en su día por la vía civil, permitirán a estas tres familias hacer frente a las deudas y/o gastos generados por la atención psicológica que han requerido los pequeños para evitar en lo posible que tales abusos generasen secuelas permanentes. A ello hay que sumar el abono de honorarios para los letrados que han hecho valer sus derechos frente a la Consejería.

Estas indemnizaciones, que implican de facto un reconocimiento de la Consejería acerca de su responsabilidad sobre estos hechos, ponen punto final a un proceso que arrancó con la denuncia de varias familias ante la Fiscalía de Menores, que si bien archivó el caso al ser los autores de los abusos menores de 14 años (y por ello irresponsables desde la perspectiva penal), tuvo a bien orientar a los afectados hacia la vía civil.

Ya entonces (junio de 2013) la Fiscalía tildó los hechos como “lamentables” y recordó a “la autoridad administrativa educativa” que “podrá imponer las sanciones que estime oportunas a los alumnos que sean responsables”. Cabe reseñar que los seis menores que causaron los daños referidos a los pequeños no continuaron en el Chapatal al año siguiente, como también ocurre con buena parte de los, al menos, cinco agredidos.

Y es que hasta cinco familias se dirigieron en su día a la Fiscalía de Menores, si bien sólo tres presentaron una reclamación por responsabilidad patrimonial de las administraciones públicas. A estas alturas, la Consejería de Educación alcanzó el ya citado acuerdo a cambio de que se retirase dicha reclamación.
Uno de los documentos que se aportó en dicha reclamación es un informe de la Consejería entre cuyas conclusiones se reseña sobre uno de los menores que “ha estado expuesto a abusos físicos, sexuales y emocionales por parte de alumnos mayores del centro”.

A continuación describe tales abusos como los siguientes: “En el patio del recreo y comedor, caracterizados como golpes, amenazas, que le molesten tirándole agua sucia, sustraerle a la fuerza sus pertenencias…”.

Ya en el baño del comedor, escenario de los episodios más graves, el aludido informe de la Consejería describe varios juegos sexualizados y, en un caso, un abuso sexual.

Lo cierto es que el asunto desencadenó una enorme controversia en la comunidad educativa del Chapatal que las madres de los agredidos consideran que no ha desembocado en una respuesta adecuada a la gravedad de lo sucedido, al punto de que la directora del centro por aquel entonces continúa en su cargo.

Los hijos de las demandantes evolucionan favorablemente

La evolución de los niños que sufrieron abusos en el CEIP El Chapatal hace ya más de dos años es favorable, al menos en el caso de los pequeños de las tres familias que demandaron a la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias por esta causa. A buen seguro que tal mejoría se debe al trabajo realizado por varios especialistas que, de cualquier modo, ya alertaron de la necesidad de que estos pequeños cuenten con apoyo psicológico hasta que cumplan determinada edad (varía según el caso).

Atrás queda la impactante sentencia pronunciada por una de las madres, que se lamentaba así: “Mi hijo va a terapia cuando los demás juegan al fútbol”, así como muchas horas en su lucha para defender a sus hijos, en un proceso en el que no siempre se sintieron tratadas debidamente por la dirección de un centro cuyo profesorado se sintió “impotente y frustrado”, según el ya citado informe oficial.