SIN PELOS EN LAS TECLAS >

En memoria de la II República – Por Cecilio Urgoiti

Ocuparnos de la vida en democracia y recobrar la vivencia republicana es ocuparnos del necesario cambio que exige nuestra nación, para anular los 79 años que la Constitución del 31 lleva secuestrada. Hecho este que se desarrolla con la dictadura franquista y una pseudodemocracia formando una auténtica pantomima, donde la separación de poderes no fue contemplada y la ley electoral ayuda a un bipartidismo que se nutre de corrupción, cinismo y mentira, haciéndonos herederos de una monarquía y rompiendo así el mayor de los principios democráticos. Nos planteamos el objetivo de recuperar su memoria, como condición única y más avanzada del Estado soberano democrático del que se dotó el pueblo español, tras unas Cortes Constituyentes el 9 de diciembre de 1931, a las que se puso fin de la peor manera que un pueblo puede concebir, con una fratricida guerra, que se nos ha querido vender como solo civil, de la que aun hoy quedan huellas profundas. Ese criminal Golpe de Estado estuvo fundamentado en un ejército encaminado y financiado por la oligarquía fascista, con las bendiciones de la Iglesia Católica y los oscuros intereses económicos del capital italiano y alemán, preferentemente. Somos conscientes de que el odio disminuirá, no con el paso del tiempo, sino con una tarea aun pendiente, que es la de dar respuesta a la siempre ignorada petición de justicia de las víctimas de la guerra. Reclamación que se hizo, primero al franquismo y a sus secuaces seguidores y luego a los continuadores de esta falsa vida en democracia, hallando una respuesta corta, tímida en lo material y truncada con la llegada de la reaccionaria derecha que hoy dirige los destinos de la ciudadanía. No olvidamos tampoco que son ya más 79 años los cuerpos de muchos republicanos que por defender la ley y el orden constitucional, así como venganzas ideológicas yacen abandonados en las cunetas. Ellos son los que prestaron un sincero y valiente servicio a la nación. Un único juez se ha atrevido a investigar la responsabilidad penal de los autores del Golpe de Estado del 36 y admitir una querella a trámite. Pero la derecha de este país, heredera del franquismo, no quiso que se investigaran sus orígenes y mucho menos la putrefacción inherente, llegando el Gobierno, con sus artimañas aritmético-jurídicas a inhabilitar a ese juez, demostración clara de la anulada separación de poderes. El trazarnos un estado republicano es forjar la democracia participativa, como centro donde ha de pivotar la vida política del país. Ese Estado ha de ser laico y ha de nacer de una nueva Constitución. Entendemos que poner fin a la corruptela es misión primordial de los jueces. Poner ante ellos a los corruptos es cometido del Gobierno sin más requisito, pero cuando la supuesta corrupción está en la parte más alta del Gobierno, ha llegado el momento de cambiar el rumbo, de empezar de nuevo y priorizar la separación de poderes como base del principio de igualdad de todos los ciudadanos. Recuperar la memoria de los asesinados en cunetas, descampados o tapias de cementerios, de los desaparecidos y todas esas familias destrozadas, por el desconocimiento del lugar donde se encuentra el ser querido. Todo  ello sin ánimo de venganza, pero sí con el rigor y la  debida comprensión para aprender de la historia y no volver a repetirla jamás. Hoy, como ayer, revindicamos para las víctimas su honor y su sentido patrio. Memoria, salud y república.