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Hablemos de fútbol – Por Xuáncar

Si la semana pasada les hablaba de nuestro principal motor económico, el turismo, y los magníficos datos que nos dejó la Semana Santa en Canarias, hoy quiero reflexionar sobre un tema que no es tan significativo para los bolsillos de los canarios pero que, sin duda, tiene su importancia en otros muchos aspectos, sobre todo porque juega un papel relevante en el reconocimiento de las islas y en la ánimo de muchos de sus habitantes: El fútbol.
Así que hablemos de fútbol. Un deporte de masas que en las grandes competiciones atrae audiencias millonarias y que mueve miles de millones de euros. Precisamente, España cuenta con una de las Ligas más potentes que existen, de la que forman parte varios de los más importantes clubes del mundo que, además, cuentan con muchos de los mejores jugadores del planeta, como son los casos de Messi, Cristiano Ronaldo, Neymar, Iniesta, James, Bale y tantos otros que en su conjunto constituyen una auténtica constelación de estrellas.

El fútbol canario, sin embargo, lleva fuera de ese primer nivel unos cuantos años. Justo cuando mayor ruido mediático y mayores presupuestos se manejan, las islas se han quedado fuera del gran pastel que se mueve alrededor de los grandes torneos. Y la Liga española de Primera División, ya lo he dicho, es uno de esos grandes torneos.

En las décadas de los 60, 70 y principios de los 80 la Unión Deportiva Las Palmas se convirtió en un clásico de Primera y llegó a ser, incluso, subcampeón de Liga y de Copa. En los 90, fue el Club Deportivo Tenerife el que estuvo 10 años consecutivos entre los mejores, siendo protagonista de grandes gestas, como aquellos finales de Liga del 92 y del 93 que pasarán para siempre a los anales de la historia del fútbol español, o aquellas grandes noches europeas que jamás podremos olvidar.

Quien no se acuerda de aquellas tardes de domingo cuando las calles de la capital eran blanquiazules. Las familias y los grupos de amigos reían y llegaban al Heliodoro Rodríguez López con emoción y se llenaban las terrazas de los bares esperando el pitido inicial. Aquello era ilusión. Y precisamente esa es la mayor satisfacción que produce el fútbol. La gente necesita ilusión, compartir cosas con sus vecinos. No importaba quien estuviese sentado en el asiento de al lado, todos éramos amigos a la hora de comentar la jugada. Porque el Club Deportivo Tenerife significaba muchas cosas. Y alguna de ellas las hemos perdido, y la mayor pérdida no es la categoría, es la ilusión.

Me cuesta creer que en la isla no seamos capaces de generar de nuevo esa capacidad de ponerlo todo en marcha para volver a recuperar un sitio en la élite del fútbol, con todo lo que ello representa. Sé que Javier Pérez fue único, aunque a algunos les cueste tanto ponerle en el lugar que le corresponde. Pero seguro que algo se podrá hacer para que en los próximos años Tenerife vuelva a pisar fuerte como ¿marca futbolística? Pensar en grande no es malo. Todo lo contrario. Y seguro que alguien habrá que sea capaz de liderarlo.

@JCXuancar