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Nuevos tiempos, viejas fórmulas – Por David Sanz

Los tiempos cambian y los modos de hacer una campaña electoral evolucionan. Pese a que los partidos no renuncian a determinados formatos tradicionales, como la cartelería o algún mitin que otro, los políticos y sus asesores, o al revés, exploran nuevas formas de llegar a la población, especialmente a través de las nuevas tecnologías. Las redes sociales o las aplicaciones para terminales móviles son algunos de los cauces en los que se están empleando a fondo los candidatos para tratar de hacer llegar su mensaje y comunicarse con los ciudadanos. Además de que son métodos más económicos, que vienen al dedo a las formaciones políticas que tienen cada vez más reducidos los gastos para las campañas electorales. Otros sistemas, como la organización de comidas o grandes fiestas se han dejado al margen porque no encajan bien con los tiempos de crisis y austeridad que vivimos, y podrían provocar el efecto contrario. Esta apuesta por las llamadas campañas 2.0, que puso de moda el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ha llegado a todos los rincones del orbe democrático. Incluso a La Palma, donde, como se suele decir, nos conocemos todos, aunque esta máxima no sea cierta del todo, ni en parte. A mí se me hace extraño ver que los candidatos dan sus números de teléfono para que, vía WhatsApp, los vecinos le trasladen sus inquietudes, preocupaciones o aspiraciones. Con lo fácil que es tropezarte en La Palma, más en estas fechas, a los políticos en la calle y abordarlos para proponer todo aquello que entiendes mejor para tu barrio, pueblo o ciudad. Un café en el quiosco de Los Llanos o un paseo por la calle Real te da para encontrarte con al menos dos o tres candidatos que, además, en esta época, tienes garantizado que pegarán el oído con sumo interés a lo que le tengas que plantear. Alguno, incluso, se sienta contigo a desayunar, como propone Asier Antona, en una de sus iniciativas de campaña. Pero, bueno, quizá esté equivocado y funcione esto del WhatsApp y sirva para que determinadas personas que por timidez o porque sencillamente no tienen ocasión, puedan realizar sus propuestas o protestas. Por otra parte, lo que trabajan en las redes sociales tengo la impresión que no es sino para recibir “me gustas” y mensajes de apoyo de los votantes afines o, por el contrario, críticas incendiarias que no conducen a nada. No sé, debo ser de la vieja escuela, pero yo prefiero el cara a cara, me gusta más la comunicación directa que la digital y creo que los candidatos harán bien en gastar suela esta campaña y no confiar tanto en las nuevas tecnologías si quieren llegar a un electorado cada vez más imprevisible. El contacto directo con la gente vale más que miles de retuiteos, ser trending topic o un manojo de “me gusta” del Facebook. Y más en una isla en la que, por muy pequeña que sea, no todos nos conocemos, por mucho que parezca lo contrario.