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“Oigo voces que me ordenan matar”

Deyanov declara en el juicio ante la mirada de su abogado, Francisco Beltrán, en imagen de 2013. / FRAN PALLERO
Deyanov declara en el juicio ante la mirada de su abogado, Francisco Beltrán, en imagen de 2013. / FRAN PALLERO

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

“Oigo voces que me ordenan matar”. La frase, atribuida al chico de 13 años que el pasado lunes mató a un profesor con un machete en Barcelona sonó tristemente familiar a los oídos del abogado Francisco Beltrán, que defendió por el turno de oficio a Dejan Deyanov, el búlgaro que decapitó a una turista inglesa en una tienda de Los Cristianos hace ya casi cuatro años. “Claro que me acordé de aquel caso -explica Beltrán a DIARIO DE AVISOS- me lo decía en prisión y luego lo repitió en el juicio”.

Deyanov padecía una esquizofrenia paranoide delirante, y acabó con la vida de la inglesa en pleno brote psicótico. Todo apunta a que el chico de Barcelona sufre el mismo mal, aunque el psicólogo Leocadio Martín alerta: “Se parecen, pero en realidad son dos casos muy distintos, empezando porque el del Sur estaba, en mi opinión, bastante más trastornado que este chico”.

En algo coinciden los dos especialistas de inmediato: les repele la idea de que se legisle en caliente, a golpe de titular. Para el abogado, si hay que hacer cambios en la llamada Ley del menor “será con estadísticas y tras un largo análisis, pero no podemos cambiar la norma cada vez que ocurra un suceso como el de Barcelona”. Beltrán reconoce que “a veces veo casos con chicos, casi siempre marcados por un entorno nocivo, que merecen un castigo mayor, pero por norma general no soy partidario de modificar la edad penal vigente”.

Por su parte, el psicólogo rechaza de plano propuestas como intensificar la seguridad en centros escolares o que se tenga que notificar si un niño recibe tratamiento, “que sería un claro atentado contra su derecho a la identidad”. En cuanto a que el caso de Barcelona se produjera en un instituto, Martín aclara que “podía haber ocurrido en cualquier sitio; el chico acudió a su lugar habitual, que podía haber sido un conservatorio si recibiera clases de música o su club de ajedrez o de fútbol…”.

¿Hay tratamiento” “Claro que sí, y además avanza a una autorregulación del paciente -explica el psicólogo- Lo primero, y ahí hay una diferencia clara con el caso del búlgaro, es si ya se ha producido un brote agresivo implica un tratamiento farmacológico con fases de internamiento; eso sí, no hay modo de prever un brote psicótico”.

Martín ultima la conversación desvelando un dato singular: “Mucha gente oye voces y no pasa nada, pero la clave está en lo que dicen esas voces”.