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Otro fallo – Por Leopoldo Fernández

Es como si existiera una maldición permanente. Cada vez que se pretende iniciar un importante proyecto de infraestructuras para contribuir al desarrollo de Tenerife, o que mejore las condiciones de vida de sus habitantes, una mala gestión política, una apreciación equivocada, la falta de un papel o la precipitación en un pronunciamiento administrativo hacen imposible la puesta en marcha de la obra. Ocurrió con el trazado eléctrico de Vilaflor. Y con las expropiaciones de fincas para cerrar el anillo insular por el sur -que va a durar años y años, pues parece la obra de El Escorial-. Y con el puerto de Granadilla. Y con la circunvalación de La Laguna. Y con el Plan General de Santa Cruz de Tenerife, cuya elaboración se ha demorado la friolera de tres quinquenios. Eso, por no citar más que unos pocos casos, ni salir de la isla. Porque si nos trasladamos a otras o extendemos la paralización de proyectos desde la vía política por los caprichos del Gobierno y la Cotmac, sería el acabose. Estos días, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha paralizado la autorización administrativa otorgada en 2012 por el Ministerio de Industria a la Compañía Transportista de Gas Canarias, S. A. (Gascan), absorbida hace unos meses por Enagas, para la construcción de la planta de recepción, almacenamiento y regasificación de gas natural licuado en Granadilla. Poco importa si se ha hecho a instancias, como es el caso, de un grupo ecologista, que -guste o no guste- ha encontrado, cual mosca cojonera, un argumento legal para la denuncia; lo trascendente e inconcebibles es que el informe de impacto ambiental de esta obra presenta fallos y omisiones graves en apariencia, como reconoce el TSJM. Parece poco serio que una gran empresa nacional o todo un ministerio caigan en errores de esta naturaleza, no sé si por despiste o adrede, para evitar la realización de inversiones que deberían ser imprescindibles si afectan, que en Granadilla lo hacen, a cuestiones de seguridad. No tengo ninguna duda de que serán subsanados los problemas. Pero habrá que volver a empezar, a perder mucho tiempo más que sumar a los veintitantos largos años de retraso en una obra capital para disponer de un modelo energético más barato, menos contaminador y compatible con las energías renovables