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Punto ciego – Por Wladimiro Pareja Ríos

Hoy sabemos que hay un fenómeno físico que consiste en que determinada área de visión de cada ojo no la percibimos (mancha ciega), en ella no somos capaces de ver lo que hay, es con la ayuda del otro ojo que completamos nuestro campo visual. De la misma manera, cuando conducimos nuestro coche y vamos a cambiar de carril hay una zona de visión que queda oculta.

En psicología este fenómeno también ocurre, hay zonas que podríamos llamar “ángulos muertos”, en los cuales no somos capaces de percibirnos. Aspectos de nosotros mismos de los que no somos concientes. Pedro -pseudónimo- es un hombre de carácter sociable, muy hablador que, cuando se encuentra en reuniones, tiende a acaparar la conversación sin dejar espacio para que los demás se expresen; no se da cuenta de que su acción limita al resto y que su actitud de no tener en cuenta al otro puede provocar cansancio y aburrimiento. Tomás es el menor de varios hermanos, siempre fue un niño sobreprotegido y hoy ya como adulto sigue generando situaciones donde el otro debe ayudarlo en todo momento, salvarlo de su propia vida; cada vez que ha de tomar una decisión, se siente inseguro y busca apoyo en el otro, quien le dice lo que ha de hacer; de esta manera su punto ciego supondría que él no asume la responsabilidad de sus elecciones tal y como hacía en su infancia, solicitando en todo momento los consejos de sus hermanos. La cuestión a resolver es: ¿cómo ver esos puntos ciegos o ángulos muertos en nuestra vida?. De igual manera que ocurre con nuestros ojos, en el que cada uno completa la visión del otro y se subsana la falta de visión en este punto ciego, alguien cercano nos puede hacer algún tipo de observación sobre lo que percibe en nosotros, y ello nos podrá ayudar a poner nuestra atención sobre este aspecto oculto, hacernos consciente de él y poder así modificarlo. Este es uno de los aspectos a tratar en terapia, que el paciente pueda percibir estos puntos con ayuda del psicólogo, que podrá señalarlos, hacerlos presentes y poner en marcha mecanismos de resolución. Otras herramientas son las llamadas terapias grupales, donde vemos reflejados en el otro aspectos que hasta ahora han quedado velados para nosotros mismos y de los que no éramos conscientes.

Señalemos que será con esa ayuda externa con la que podremos tener acceso a estas áreas, pues esa parcela entra en nuestro “punto ciego”, en el que solos no alcanzamos a ver . A partir de ahí, hemos de decidir si queremos realmente mirar y hacerlo consciente para poder cambiarlo por una actitud más sana, que revertirá tanto en nosotros mismos como en nuestro círculo familiar, amistoso y social.

*PSICÓLOGO
wladimiropareja@gmail.com