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Raquel Welch – Por Caco Senante

Hace un millón de años, en 1965, alguien llegó con la noticia de que ofrecían una recompensa a quien devolviera un ave que había desaparecido de una película que se filmaba en Las Cañadas. Una especie de buitre de grandes dimensiones. La sabiduría popular bautizó a aquel animal como un alicaño. Esto generó una serie de bromas típicas del humor santacrucero. El más extendido era soltar: “Sabes que apareció el alicaño”, y siempre había algún cliente que preguntaba ¿qué es eso?, y la respuesta era: una “…..” de este tamaño.

Leí en la prensa que había aparecido el alicaño perdido en Las Cañadas. Fue una mala noticia, pues con la falta de perras que había, uno siempre albergaba la esperanza de encontrarse al alicaño en cualquier esquina, capturarlo y cobrar la recompensa. Indagué sobre el rodaje y supe que la película trataba sobre la Prehistoria. La protagonizaba una nueva actriz americana, llamada Raquel Welch, que prometía ser la nueva bomba sexual de Hollywood. No le di importancia a la noticia, hasta que vi publicada su foto. ¡Impresionante! Aquello cambió mi vida y Raquel pasó a formar parte de mis sueños. ¡Era mi pareja en la película! Como sería la cosa que cuando me enteré que buscaban “extras” para el rodaje del film, convencí a tres amigos para presentarnos. Mi argumento convincente era que, aparte de llevarnos una pasta, entrábamos de extras pero podíamos terminar de protagonistas o casi. Allí fuimos los cuatro, dispuestos a debutar en el Séptimo Arte.

Recuerdo que fue en la calle Castillo, en un tercer piso, y la cola por la escalera, llegaba a la calle. Nos colamos diciendo que íbamos a preguntar el horario de rodaje. Nos recibió un tipo con un “ustedes cuatro, a qué vienen”. Yo dije que éramos actores y muy buenos. Respondió con un grito de: “Oye, aquí hay cuatro pibes. Tenemos alguien para repartir los bocadillos a la gente…”. Ahí me di cuenta de que mi pasión por Raquel era tal, que estaba dispuesto a cambiar mi rol de galán por simple pinche de cocina, con tal de estar a su lado. Desde el fondo se oyó la voz de Oye que gritaba: “Ya tengo…”. El tipo nos despachó con un “nada, váyanse”. Protesté: “qué pasa, que en la Prehistoria no había chicos de 15 años”, y él, amablemente nos dijo: “Salgan de aquí, o los saco a patadas escaleras abajo…”.

Al llegar a la calle le dije a mis amigos: “Algún día tendremos la oportunidad de hacer una película con Raquel Welch”. Ellos menearon la cabeza afirmativamente. La película la titularon Hace un millón de años. La vi en el cine y me quería morir. ¡Cómo estaba Raquel! Todo el rato pensaba: “Si yo podía haber estado ahí…”.
No ha surgido la ocasión, pero no tiro la toalla. Raquel Welch ha cumplido 74 años y todavía sueño con rodar, algún día, una película con ella. Deja ver…