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Una revolución sindical – Por María Fresno

La revolución que ha llegado al terreno político con la entrada en juego de nuevos partidos, como Ciudadanos o Podemos, bien podría trasladarse al ámbito sindical. La fuerza e influencia que los sindicatos tenían hace unos años se ha diluido como la espuma con la crisis económica. La escasa presión en las mesas de negociación y la poca credibilidad en la calle son prueba de ello. El Gobierno ya ni cuenta con ellos para asuntos tan relevantes como la elaboración del documento del Régimen Económico y Fiscal (REF). Y es que muchos trabajadores se han sentido muy poco respaldados cuando han llegado las vacas flacas a su empresa. Los sindicatos siempre han estado ahí. Velando por los intereses de los empleados y poniendo cortapisas a los abusos empresariales. Sin embargo, cuando ha llegado la hora de las negociaciones duras, con expedientes de regulación de empleo de por medio, muchos no han sentido ese respaldo. Negociar mejoras salariales y estabilidad laboral es fácil cuando la empresa tiene beneficios, pero hacer esto cuando los números de la empresa no cuadran y lo que está encima de la mesa son familias enteras, la cosa cambia. La crisis ha podido con los sindicatos y ahora más que nunca necesitan de una revolución. Los trabajadores, viendo a los dos principales sindicatos rotos: UGT politizado, y Comisiones Obreras, absolutamente resquebrajada, necesitan ya una alternativa seria. Estos días comenzaran las negociaciones del convenio de la hostelería, uno de los más importantes, dado que el sector turístico es la pieza angular de la economía canaria. Por el momento, CC.OO. ha dicho que se sentará en la mesa de negociación exigiendo una subida salarial superior al IPC, ya que el turismo va viento en popa. Es cierto que el sector bate todos los récord y que tiene buenos resultados, pero los empresarios ya han advertido que el panorama aún no está para aumentos de sueldos, que bastante hacen con mantenerlos. Hay que intentarlo, desde luego, pero aquí veremos la influencia sindical. Las organizaciones sindicales son esenciales y no solo para parar los pies a los empresarios, sino sobre todo para defender los derechos de los trabajadores ante un posible conflicto laboral. Cuando esto se pierde, los empleados quedan a la deriva y absolutamente desprotegidos, y esto es lo que han sentido muchos en los últimos años. Prueba de ello es el escaso apoyo social de las últimas manifestaciones y huelgas generales. Insisto, es necesaria una revolución para, como dice Pablo Iglesias, acabar con la casta sindical.

@MariaFresno72