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Tonto, no – Por Juan Carlos García

Atrás quedó una semana de pasión para una parte de esta sociedad, de compasión para otra. En los días previos a estas jornadas de recogimiento para unas personas, de esparcimiento para otras, y coincidiendo con los primeros actos procesionales, un número importante de vallas publicitarias distribuidas de forma estratégica por la zona metropolitana mostraban distintos rostros. Unos más conocidos que otros. En algunos emplazamientos se sucedían estos soportes publicitarios. Cada uno de ellos con la correspondiente imagen. Como un auténtico desfile. Por las fechas, bien podían representar cualquiera de los pasos procesionales. Lucían tallas de medidas semejantes. Exhibían rostros con semblante circunstancial. Caras asociadas a la política isleña. Bustos alojados en uno de los lados del rectángulo publicitario con el único objetivo de arañar voluntades, pero sin pedir el voto de manera explícita porque todavía no está permitido. Personajes políticos asentados en la derecha o en la izquierda del cuadrilátero publicitario. Hay quien se asomaba por la derecha de ese panel publicitario como quien se alonga por la ventana.

Cada uno de los rostros iba acompañado de una frase, de unas palabras, con la intención de resultar atrayentes para quien las leyera. Así, como algunos de ustedes habrán podido comprobar, en las vallas se leía: “Bueno para Santa Cruz”, “En el buen camino”, “Lo importante es la persona” y “Entre todos, Tenerife”. Son frases, son palabras, que si fueran sinceras, las firmaría cualquier candidato a las próximas elecciones locales y autonómicas, independientemente del signo político que profese. Entrado abril desapareció dicho contenido publicitario. Será a partir del 8 de mayo cuando proliferen otros lemas, otros eslóganes. Estos ya podrán pedir el voto directamente, aunque no sean buenos para Santa Cruz, no estén en el buen camino, lo importante no sea la persona y Tenerife no avance entre todos. Si los ciudadanos de esta sociedad, los que no sean afines a ningún partido político, tomasen la decisión de colocar una valla publicitaria y expresar con una frase o con pocas palabras su sentir para con los políticos, quizás subrayasen: “Yo no soy tonto”.