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“Lo que mueve el mundo es la pasión”

Por VERÓNICA MARTÍN

África Borges. | S. M.
África Borges. | S. M.

África Borges del Rosal es de las que les dice a sus alumnos que la Psicología no es una rama para “ayudar a los demás”. Es una profesión que da respuestas profesionales a problemas reales. Mucho más que “ayudar”. Ha dedicado parte de su carrera docente e investigadora a niños con altas capacidades que, muchas veces, pasan o bien desapercibidos o confundidos con agitadores o personas con poco interés por la educación. Tiene carácter y sentido del humor. Ingredientes básicos para sobrevivir en el entorno académico sin desistir y siempre trabajando.

-¿Qué le llamó la atención de la Psicología como para dedicarse a ello?
“Desde que me acuerdo ante la pregunta de qué profesión elegiría tenía claro que me dedicaría a la Psicología. De hecho, pertenezco a la segunda promoción del título más parecido al actual que es licenciada en Filosofía, Ciencia de la Educación sección de Psicología. Siempre me ha parecido un reto el conocimiento del comportamiento humano”.

-La visión del psicólogo como esa persona que ayuda a los demás…
“Ahora, cuando los alumnos me dicen que quieren ayudar a los demás, yo les respondo ‘ayudar lo hacen las ONG, esto es una profesión’. Hay que formarse para dar una respuesta profesional a los problemas. A mí, me mueve esa curiosidad de por qué se comporta la gente cómo lo hacer. Llevo 31 años de docencia y todavía sigo igual de ilusionada con mi trabajo. Una de las grandes cosas que ha hecho esta sociedad es que se vea que igual que vas al dentista, vas al psicólogo. Mi carrera científica empezó porque siempre me ha gustado investigar, desde mi etapa como alumna”.

-Estamos viviendo la llamada era del cerebro porque la tecnología ha ayudado mucho a poder estudiar más y mejor este órgano… ¿cómo lo percibe como investigadora?
“Me resulta maravilloso cómo algunos mitos y errores se van resolviendo con la técnica como, por ejemplo, decir que la esquizofrenia era un problema de las madres. Con estos avances se descubren fenómenos químicos y una serie de explicaciones a esos mundos tan terribles. Estos avances ayudan a entender de distinta manera todo lo que se ha conocido tradicionalmente como ‘enfermedad mental’. Un avance más inmenso y que está cercano a lo que yo trabajo son la emociones que, durante un tiempo, no estaba en manos de la psicología científica sino en el psicoanálisis. Los avances no solo se deben a la tecnología sino, también, a que se investiga mucho en este campo. Lo mejor es que hoy en día tienes de manera inmediata muchos medios para estar al día de lo que se hace en todo el mundo y eso te facilita mucho la coordinación y no hacer trabajo en balde”.

-Las emociones se han convertido en algo central incluso a la hora de organizar las empresas y hacer selección de personal…
“Han pasado de ser un mundo al que dar la espalda, a estar en el centro. Las emociones no se podían medir y por eso no las trabajábamos tanto. Pero en los años 80 se descubre, por ejemplo, que el aspecto emocional fija la memoria. Aun así, hay mucho camino por hacer. Estoy dirigiendo una tesis sobre ‘Inteligencia Emocional’ y estamos descubriendo que esa etiqueta está vacía”.

África Borges del Rosal es de las que les dice a sus alumnos que la Psicología no es una rama para “ayudar a los demás”. | S. M.
África Borges del Rosal es de las que les dice a sus alumnos que la Psicología no es una rama para “ayudar a los demás”. | S. M.

-¿No hay nada?
“El control y manejo de las emociones son verdaderas. Lo que no es tan verdadero es que haya un conjunto que englobe a todo que podamos clasificar como inteligencia emocional ni que tenga una fuerza tan potente como la inteligencia cognitiva. Está claro que el manejo de las emociones juega un papel fundamental y que lo que mueve el mundo es la pasión. Debajo de la pasión está la emoción y sin pasión no se hacen las cosas”.

-¿Qué significa que la etiqueta esté vacía?
“La hipótesis es que la inteligencia emocional explica más que el conjunto de componentes que lo forman y ahora mismo no lo podemos mantener. La inteligencia emocional vende muchísimo y es cierto que la inteligencia cognitiva no cubre todo el campo. Hay variables emocionales, por ejemplo, la de capacidad de relación con las personas, que tenemos que estudiar. Por ejemplo, la etiqueta de Sheldon que une una mala relación interpersonal con unas altas capacidades… ¿los grandes delincuentes no tienen también capacidades emocionales como para defraudar? A veces hay conceptos que son ‘buenistas’. No siempre la inteligencia emocional es buena o mala”.

-¿Es complicado una bordaje científico ante conceptos no tan claros?
“La Psicología tiene el hándicap de la medida. Somos osados y medimos el amor o la amistad. El rigor es nuestra primera parte del proceso de medida”.

-¿Con qué se mide el amor?
“Se puede medir desde las relaciones interpersonales o con la respuesta fisiológica…”.

-Usted se ha especializado en Altas Capacidades, ¿por qué?
“Empecé a trabajar en esto en el año 2002. Me formé en ello porque me pareció un tema fascinante al que se le había dado relativamente poca importancia. Desde el siglo XIX se estudia todo lo relacionada con los ‘genios’ pero se les empieza a dar más importancia en el siglo XX y ya en el XXI se presta más atención a que el alumnado más capaz tiene problemas de rendimiento. Se le da una importancia normativa y hay un crecimiento mucho mayor. En Canarias despegan las leyes regionales y empezamos a trabajar”.

-El primer problema al que se enfrentan es conceptual. ¿Qué es sobredotación y alta capacidad?
“Hay autores y modelos diferentes. Se mezclan definiciones conceptuales de lo qué es y llegaría a ser. Desde hace algún tiempo estoy bastante en contra de los modelos, porque el modelo en ciencia debe ser operativo: explicar una realidad. En este caso, en cada comunidad autónoma se considera algo distinto. Cuando se pone un punto de corte, hay que dar atención a todos”.

-Llega un momento que como padres no se llega a saber si tener un hijo con altas capacidades es algo bueno o malo… le ocurrirá muchas veces.
“En principio es algo bueno. Es un privilegio pero si el sistema educativo no lo ampara, puede ser un problema. Si el profesor no tiene un apoyo específico, te encuentras un niño que se aburre en clase, que enreda… y hay que dar una respuesta a estos niños y lo que no puede ser es que los profesores tengan que hacer sus sus propias adaptaciones curriculares. Llevo tiempo revindicando que las adaptaciones se queden en un repositorio para que todos los profesores las puedan usar”.

-¿Vivir la superdotación es duro?
“Sí. La mayor parte sí. Hay un mito de que la superdotación lleva problemas afectivos y eso es una falacia. Es posible que haya personas que puedan tener más o menos adaptados a su entorno, pero no tiene que ser una condición sine qua non. Lo que ocurre es que los dejasustes en el entorno escolar hacen que se produzcan estos problemas. Muchos profesores les dicen a sus alumnos ‘cállate, no vuelvas a preguntar’ o cosas similares. Se trata de un problema más común de lo que pensamos pues afecta a unos 6.000 niños en Canarias, a un dos por ciento de la población escolar”.

-Otro mito que se maneja es que son realmente niños sobreestimulados. ¿Qué hay de cierto en esto?
“Está claro que se ha aumentado el Coeficiente Intelectual de la población en los últimos años, gracias a la mejora de la calidad de vida. Pero no hay que confundir esto con los niños con altas capacidades que tienen en común una inteligencia superior a la media, buena memoria, buena retentiva y suelen ser personas que van más allá del mundo que tienen delante”.

-¿Cuándo debe llevarse a un niño un centro especial?
“Cuando hay un momento de dificultad porque no esté bien entrelazados con su entorno, cuando haya problemas con la escuela o de rendimiento. Cuando se detecte un problema, hay que buscarle una solución: pedir diagnóstico en la escuela o acudir a equipos con bagaje suficiente como para tratarlos como nuestro Programa Integral para Altas Capacidades. Allí potenciamos las relaciones interpersonales que están en la base de una vida más feliz. Trabajamos sobre la importancia de la ‘fortaleza del carácter’ que puede parecer un concepto muy antiguo. Cuando una persona es capaz de aguantar el mundo cómo le viene y tiene tolerancia a la frustración, sobrellevan mejor los problemas y eso hay que forjarlo. La educación que estamos dando -tan entre algodones- va en contra de los niños tienen que acostumbrarse a que la vida es dura. Tienen que saber escuchar y atender y trabajar en equipo”.

-Ahora prepara las II Jornadas Internacionales Panorámica de Intervención en Altas Capacidades Intelectuales que se inauguran la próxima semana (del 6 al 8 de mayo). ¿Qué se abordará en ellas?
“Estamos muy activos y en contacto con muchos grupos internacionales. En este caso vienen especialistas de seis países como conferenciantes y se multiplicará el número de países porque se ha planteado el seguimiento online. En este momento, la ULL mantiene unas relaciones con México muy estrechas y hay una gran colaboración en este área. Hemos planteado la combinación de conferencias de media hora dadas por especialistas con un espacio de debate abierto al público general”.