tribuna>

Canarias y la reforma económica – Por Fernando Clavijo Batlle*

Cuando pienso en la Canarias del inmediato porvenir concluyo que un proyecto como el nacionalismo isleño tiene por delante tres misiones fundamentales: cohesionar nuestra tierra, porque Canarias es mucho más que la suma de sus islas; ganar influencia en el ámbito del Estado español, superando siglos de discriminación, y, finalmente, modernizar nuestra sociedad para alcanzar las mayores cotas posibles de bienestar colectivo.

A estos tres objetivos debe entregarse un movimiento como el que representa Coalición Canaria, un nacionalismo moderado y reformista, propositivo y con clara vocación de mayoría social.

Respecto a todo ello, el apartado de la modernización del Archipiélago tiene que ver por encima de todo con la economía. El compromiso con la modernización de Canarias lo es sobre todo con su bienestar, con la capacidad de las Islas para dar respuesta a las expectativas de sus ciudadanos, para construir sus sueños vitales, para transformar su cualificación en un proyecto profesional de creación propia o por cuenta ajena, pero capaz de aportar prosperidad colectiva. Por eso decimos siempre que la creación de puestos de trabajo está en el primer lugar de la lista de deberes de un gobernante en este momento de cambio de ciclo político y económico.

Este cambio de ciclo, al que aludimos en nuestras conversaciones por todo el Archipiélago, tiene que ver con el empleo por encima de cualquier otra consideración, pues si algo deseamos para nuestra tierra es un nivel de prosperidad homologable al de nuestro espacio común, la Unión Europea. Esto tiene que ver, a su vez, con tres líneas de actuación que también desarrollamos en nuestra propuesta a todos los canarios y canarias: las reformas estructurales, el Régimen Económico y Fiscal y el Estatuto de Autonomía.

¿Por qué son estas y no otras? Por su influencia decisiva en nuestro bienestar futuro. Las reformas económicas suponen la puesta al día de herramientas que, en manos de la propia sociedad isleña, son capaces de dinamizar nuestra capacidad productiva sin merma para la calidad del trabajo ni los derechos sociales colectivos.

El paradigma que he planteado, abrir el circuito de las oportunidades a una nueva generación de emprendedores, exige la adopción de medidas de carácter estratégico, coherentes entre sí, relacionadas con la agilidad administrativa, la ordenación del territorio, los impuestos, la cualificación, la internacionalización de nuestra economía. Tenemos, creo que los canarios ya lo saben, un plan muy definido al respecto, y lo vamos a aplicar en beneficio de nuestra tierra. Y contaremos para ello con las mejores mentes de Canarias, las que han colaborado en la definición de nuestro programa y las que aún no. Canarias, un escenario para la excelencia.

La actualización del REF y el Estatuto no son menos importantes. El primero no es solamente una cuestión de respeto a nuestro acervo histórico, sino la llave maestra de nuestra competitividad global. Canarias, si quiere tener futuro, necesita explorar las posibilidades de su especificidad, la que nos hace tener un lugar definido en el mundo, la que permite la igualdad de oportunidades. Y lo mismo quiero señalar sobre el Estatuto, que tiene que ser, a su vez, una cláusula de garantía para la no discriminación de nuestra tierra y nuestra gente.

El autogobierno moderno supone, por encima de todo, sentarse en la mesa común en pie de igualdad, sin el lastre de una financiación injusta. Para evitarlo, la reforma del Estatuto tiene que contemplar un compromiso estable, no unilateral, en la inversión pública media. Es una cuestión práctica, pero también una cuestión de justicia elemental.

*candidato de Coalición Canaria a la Presidencia del Gobierno de Canarias