1. Cristina Tavío, a la que yo quiero mucho pero no trabajo para ella, me llamó el otro día gafe, cuando transcribí en otro medio las conclusiones de la encuesta que encarga siempre CC a un conocido especialista que las suele bordar. Y que coinciden, por cierto, con el sondeo publicado por este periódico. En aquel sondeo, Bermúdez le gana claramente en Santa Cruz a Cristina, hasta el punto de que el actual alcalde puede llegar a 11 ediles y Cristina se puede quedar en 6. Es cierto que hay mucho voto indeciso del PP, pero parece imposible que la lista de CC no sea la más votada. “Tú eres gafe, mira lo que pasó con Paulino Rivero, apostaste por él y ganaron los otros”, me dijo. A mi edad, querida Cristina, apuesto por quien me da la gana. Peor tendrán que estar quienes ayer apoyaban a unos y hoy están apoyando a otros. Yo me mantengo fiel a mis principios y, sobre todo, soy amigo de mis amigos. Unas veces se gana y otras se pierde, pero como en juego -al menos en mi caso- no hay nada material, me quedo igual de tranquilo tanto si gano como si pierdo.

2. Por eso siempre se ha especulado mucho sobre mi ideología. Todo el mundo tiene una y si encuentro alguna mejor la atraparé. Siempre digo que cambiar de opinión es bueno, que mantenerse siempre con la misma idea mientras el mundo evoluciona es de burros. Yo me mantengo firme en el respeto a los amigos. Cuando uno tiene amigos en dos bandos, sin embargo, ha de decantarse porque la de cal y la de arena es de cobardes. Por ejemplo, me gustaría que Cristina obtuviera un buen resultado en Santa Cruz, pero en este momento las encuestas dicen que ganará el otro. Y hay que rendirse a la evidencia. Todavía queda campaña, así que luchen.

3. Esto es muy pequeño y la tendencia electoral es que uno quede mal con todo el mundo. Yo procuro que no, aunque decir lo que pienso no hace sino traerme un problema detrás de otro, incluso con amigos a los que quiero y respeto mucho. Siempre, y a mi pesar, ando en el ojo del huracán.
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