Después del paréntesis >

La elecciones – Por Domingo Luis Hernández

El ministro dijo que la economía iba muy bien. Y lo va por la maña suprema del gobierno. Crecemos a un 2,9 % y es previsible que pasemos con creces del 3. Tal cosa hará que la España de hoy sea enmarcada con ribetes de oro y se exponga en todas las cancillerías del mundo. Lo merecemos. Magna gloria de los benditos. De manera que por fin la fortuna nos sonríe. Y como el gobierno dicho es compasivo, aquello que prometieron en anteriores elecciones y no cumplieron, ahora se confirma: bajarán los impuestos. No sabemos en qué, todavía. Acaso alcance al 22% de la cultura, propuesta aparcada, o a acomodos más nimios, como el arroz, el azúcar u otros productos de pobres, que costarán menos. Pero huyamos de arrimar el ascua a esta o a aquella sardina, porque los próvidos son ecuánimes. Este no es solo un país de infelices; además hay ricos. Luego, la maniobra anunciada será severa, ya digo. Y dada la equidad, no se gastarán el dinero sobrante en el número creciente de familias sin prestaciones, es decir, de familias con todos los miembros en paro. Estas continuarán en la cuerda floja durante unos cuantos años más, porque el PP no es comunista ni mucho menos. De manera que la gloria debida tiene un dueño y ha de proclamarse por todo el orbe terráqueo como la faz de Cristo. En esas andamos, tan felices, aunque con un problema, anunció el ministro: la economía siempre se resiente con las dudas y las malas perspectivas. Ya lo proclamó Grecia con eso de la llegada de Siriza al poder. Así lo manifiestan los cautos dirigentes de Europa.

De donde, si eso ocurriera en España, el revés nos sorprenderá. Lo que hoy es fortuna mañana se tornará en mal, mucho mal para todos los españoles, los prósperos y los indigentes. Lo que proclama el ministro Luis de Guindos es que el funesto Zapatero fue apartado del destino del país, gracia divina, l que ellos, los descollantes, han salvado de la zozobra. Y como de ese modo se prueba, los tira y afloja de las encuestas sobre el PP ni tienen fundamento ni cualidad. La acción de la política en este caso es preclara: la democracia es buena, pero si se controla. Eso aduce doña Angela Merkel, que argumenta la tutela, no vaya a ser. Y aquí ha de entonarse la misma canción. Porque lo privativo no es asumir sin contradicciones la esencia misma de la democracia sino lo que la democracia concede: gobernar. Y para eso puertas a clausurar: si Podemos no desiste, si Ciudadanos les quita votos, si el PSOE no se aviene… Y se deduce: el señor ministro de Guindos y los altos dirigentes de su partido harían bien en proclamar, para la nueva España que ellos construyen, eso que diseñó en su momento el preclaro Arias Navarro: partidos sí, pero dentro de un orden, el Movimiento. Los méritos del PP son supremos y a la supremacía nada que oponer. Entonces a las urnas habría de llegarse con las papeletas marcadas, concederle valor doble a los votos de los insignes, para que las mayorías absolutas contengan el valor que contienen y mantengan en la cumbre el modelo de economía que ellos han trazado, o aplazar las elecciones para momentos más convenientes, en tanto los logros corren peligro y la grande nación también. Eso es lo que impúdicamente manifiestan y los ciudadanos libres de un país libre se lo han de creer. Esa es su idea España. Autoridad antidemocrática se llama, para su bien, claro, frente a la tolerancia, a la ética o a la connivencia.