El talón de Aquiles del tejido empresarial canario es, sin duda, su falta de competitividad. Un defecto que, en cierta medida, no hay que reprochar del todo ni a las propias empresas ni al Gobierno regional, ya que nuestra condición archipielágica y nuestra excesiva masa de pymes hacen que no podamos crecer y que las inversiones en las Islas se resientan. Una empresa canaria no puede competir en las mismas condiciones que otra ubicada en territorio nacional. El coste del transporte hace muy difícil que éstas sean competitivas. Es por esta razón que Canarias tiene una serie de ventajas fiscales tanto para las empresas de aquí como, sobre todo, para aquellas que se quieran instalar en el Archipiélago. Así, además, nos lo ha reconocido Europa. Sin embargo, a pesar de que todo esto parece estar muy claro, los canarios tenemos que seguir recordándolo a diario. Sin ir más lejos, la pasada semana el Ministerio de Hacienda endureció el acceso a las ayudas empresariales pasándose por el forro las peticiones del Gobierno regional y de los empresarios canarios. Se trata de unos incentivos que lo que pretenden es corregir los desequilibrios económicos interterritoriales para favorecer la inversión empresarial en las Islas. Algo que por lo visto sí ve Europa, pero no el propio Gobierno central, que ha pasado olímpicamente de los inconvenientes y sobrecostes que inciden en las Islas para desarrollar inversiones, como por ejemplo, la lejanía de los mercados, la pequeña escala productiva, el fraccionamiento del territorio o los elevados costes de movilidad, de importación y almacenamiento de materias primas. Además, para evitar que la economía canaria se centre única y exclusivamente en el turismo, los empresarios habían solicitado que las ayudas a estos proyectos de inversión se pudieran extender a otros sectores más allá del turístico, siempre que hubiera un compromiso de creación y mantenimiento de empleo. Algo muy importante en un territorio con una tasa de paro superior al 30%. Pues bien, ésta petición tampoco fue atendida por el Ministerio, quedando supeditadas las ayudas al ámbito turístico e industrial. Todo esto demuestra la escasa sensibilidad de un Gobierno que en elecciones propone bajar los impuestos, pero que no informa a su propio partido, por si no lo sabe, de lo importante que es ayudar al tejido empresarial canario, precisamente para crear empleo. Por cierto, ¿la CCE no dice nada?
maldito parné >