“Éramos unas niñas pequeñas sin protección y él era como un padre”

El desgarrador testimonio de una de las víctimas abre el juicio contra el chófer de una guagua al que se le piden 68 años de cárcel por todo tipo de abusos sexuales

En medio de un mar de lágrimas pero con voz decidida y clara declaró ayer la primera testigo del juicio que la Sección Sexta de la Audiencia provincial sigue contra José Manuel G.H., el chófer de una guagua escolar y profesor ocasional de Kárate en el sur de la Isla al que se le piden 68 años de cárcel como presunto autor de todo tipo de abusos sexuales a tres pequeños de una misma familia, además de otros abusos a un alumno de la referida práctica deportiva, así como tenencia y distribución de pornografía infantil.

Dicho testimonio, prestado por una de las supuestas víctimas, conmovió a los presentes por la crudeza de un relato en el que el chófer trata amistad con unas pequeñas carentes del respaldo familiar.

Amargura y firmeza

“Yo tenía unos 6 años cuando empezamos a ir a su casa” recordaba la testigo, que explicaba que “en esa época mamá nunca estaba”. A preguntas del fiscal, la mujer reconoció con amargura pero con firmeza haber sido víctima de todo tipo de abusos: “Ponía películas pornográficas y teníamos que hacer lo mismo; éramos niñas pequeñas sin protección y él era como nuestro padre: nos compraba ropa, libros para el colegio, algún juguete el día del cumpleaños…”.

Mientras las preguntas del Ministerio Público iban cerrando puertas a la inocencia, las respuestas de la testigo eran aldabonazos a la misma:

-“¿Les obligó alguna vez a realizar felaciones?”
-“Muchísimas veces”.
-“¿La penetró?”.
-“Sí. En muchas ocasiones”.
-“¿Cuando dejaron de ir a la casa del acusado?”.
– “Creo que nunca”.

Tan terrible infancia pasó, pero el martirio relatado no cesó: “Con 12 o 13 años nos vinimos a Santa Cruz y él venía también y se quedaba en nuestra casa: allí los abusos de todo tipo siguieron” explica la mujer.
“Me compró una moto y… ¿cómo se la iba a pagar? A mi no me gustaba -confesaba entre sollozos- pero llevaba haciéndolo toda la vida; con mi madre no se podía hablar… ¡Ella pasaba de nosotras!”, se lamenta la mortificada testigo, “A los 15 años mi madre me echó de casa, y mis abuelos ya eran mayores y no podía mantenerme… y tuve que ir a su casa ¡En la calle no me podía quedar! Hasta que no tuve un trabajo estable no me pude ir”, remacha su relato de una pesadilla que parece no tener fin.
Tan descarnado relato fue precedido en la sesión inaugural de ayer por la declaración del acusado, quien se negó a responder a preguntas que no fueran de su propio abogado

Al relato ya detallado de la testigo hay que añadir otros dos muy similares: el prestado por otra hermana con posterioridad y una tercera a la que se le prestó declaración con anterioridad como prueba preconstituida dado que las fechas del juicio coinciden con su avanzado estado de gestación. Por estas acciones se solicita un total de 15 años de cárcel por un delito continuado de abusos sexuales por cada uno.

En la escuela

Además, se juzga a José Manuel por los supuestos abusos sexuales sufridos por un niño de 9 años (cuyos intereses representa el letrado Eloy Álvarez) en la escuela de kárate, en hechos que tuvieron lugar (según el relato de la Fiscalía) en marzo de hace dos años. En principio, los informes de los forenses son claros y todo apunta a que esta acusación, por la se le solicitan otros 15 años de prisión, será probada.

Por último se le acusa de un delito de distribución y posesión de material pornográfico usando a menores, requiriéndose condena por 8 años de cárcel para un total de 68 años de privación de libertad.

Hoy está previsto que continúe el proceso, que en principio se prolongará hasta el viernes.

La clave pasa por la prescripción

Todo apunta a que la clave de este juicio pasa por la posible prescripción de los delitos continuados de abusos sexuales sobre los tres menores pertenecientes a la misma familia, a los que representa la letrada Lourdes del Real . Ya desde un primer momento de la vista, el abogado defensor quiso plantear la cuestión de la prescripción, pero se encontró con el esperado rechazo del tribunal, que decidirá cuando se dicte sentencia. Sobre este asunto es importante que la primera testigo que declaró ayer apuntase que sufrió abusos continuados hasta la mayoría de edad. Sea como fuere, cabe recordar que el acusado confesó en su día estos hechos en comisaría, y que ayer mismo reconoció la tenencia de material pornográfico. El hecho de que negase haber participado en intercambios tendrá poco valor si, como parece, están registrados por los especialistas de la Brigada Tecnológica de la Guardia Civil, precisamente la que abrió el caso al detectar el aludido trasiego. Luego, tras un registro, se encontraron datos suficientes como para citar a declarar a las tres hermanas y así conformar la acusación actual.

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