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¿Está el modelo sindical en crisis? – Por María Fresno

Los sindicatos no han estado exentos de dificultades. La crisis también ha vapuleado un modelo (el sindical) que a día de hoy parece estar agotado. La semana pasada leí varias informaciones que profundizaban en este asunto y todas coincidían en que si los sindicatos quieren seguir estando presentes en el día a día de la sociedad, deben protagonizar una reforma profunda y serena. Puede haber quien piense que sin las organizaciones sindicales el descalabro hubiera sido mayor. Y también quien diga que el papel que han tenido en la crisis ha sido más bien perjudicial, pero lo cierto es que se han tenido que enfrentar a un cambio social del que no han sabido formar parte. El propio modelo de trabajo ha cambiado. La crisis ha favorecido la externalización. El trabajador ha tenido que moverse más y formarse, lo que ha hecho mucho más dificultosa la afiliación sindical. Además, el sistema de que no hace falta estar sindicado para beneficiarse de los logros conseguidos en la empresa pone más en riesgo el modelo. A todo esto hay que unir los escándalos de fraudes fiscales en los cursos de formación, que les han dejado muy mala imagen. En definitiva, las organizaciones sindicales se enfrentan ahora a un reto muy importante para convertirse no solo en la voz del asalariado sino del parado, y volver a tener la representatividad que tenían en las mesas de negociación. La crisis ha hecho que todos nos reinventemos. Hasta el papa Francisco ha supuesto un auténtico revulsivo para la institución de la Iglesia. Los sindicatos han perdido el monopolio sobre la movilización social (moviliza más Pablo Iglesias).

La huelga, el instrumento de presión por excelencia de los sindicatos, ya no les funciona. Las últimas movilizaciones contra las políticas de austeridad del Gobierno no tuvieron el seguimiento esperado. Y es que, a pesar de que se les dijo, no se dieron cuenta de que no era el momento de pedirle a los trabajadores, muchos de ellos en situación de precariedad laboral, que fueran a la huelga. Todo esto, además, ha provocado una crisis interna en algunas organizaciones, como Comisiones Obreras, que tras la marcha de Arteaga se enfrenta ahora a unas nuevas elecciones. Los sindicatos tienen que estar. Y además, tienen que estar presentes y participar en todas las decisiones que repercutan en la sociedad canaria. El cambio les ha llegado, y tienen que valorar si quieren seguir siendo simplemente un movimiento social de protesta o aprovechar su poder institucional.
@MariaFresno72