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El flamenco es la excusa

La creatividad de las participantes, a través de su expresión corporal, es una de los objetivos. / FRAN PALLERO
La creatividad de las participantes, a través de su expresión corporal, es una de los objetivos. / FRAN PALLERO

NATALIA TORRES | Santa Cruz de Tenerife

La Rambla de Añaza concentra muchos de los recursos que tanto el Ayuntamiento de Santa Cruz como organizaciones como Cáritas o Cruz Roja han llevado hasta uno de los barrios en los que sus vecinos han pasado y lo están pasando mal para salir adelante en un periodo especialmente difícil como el que vivimos. Entre esos recursos destaca una iniciativa que, aunque comparte muchos de los objetivos del resto de apoyos, su temática y el ser impulsada por un área como es la del Organismo Autónomo de Cultura (OAC), hacen de ella algo realmente destacable.

Punta y tacón no es solo un taller de baile, es la forma en la que sus alumnas se relacionan entre ellas y también como lo hacen con su familia y, en un sentido más amplio, con el barrio en que el que se desarrolla esta singular actividad que dirige una psicóloga y que impulsa del OAC de forma totalmente gratuita. Un taller en el que aprender a bailar no es la prioridad, aunque pueda parecer lo contrario. El flamenco es la excusa, el vehículo dice Ruth Rancel (responsable de su impartición) para que las alumnas, todas mujeres, aprendan a expresarse, a perder la vergüenza de su cuerpo y a moverse con libertad.

Punta y tacón es un programa de acción social que se apoya en la expresión artística para llegar hasta la personal de cada una de sus participantes. El local de la Asociación de Mayores de Mayores es el espacio en el que, cada martes y jueves, durante dos horas, una veintena de mujeres se suben a sus tacones para bailar por su bienestar físico, social y emocional.

Rancel se ha encargado de llenar el barrio de carteles para que se apunten cuantas mujeres lo deseen, pero también el Ayuntamiento, a través de los recursos del Instituto Municipal de Atención Social (IMAS), se encarga de derivar mujeres a esta original forma de trabajar en el crecimiento personal y el empoderamiento de estas mujeres.

Autoestima

Autoestima y creatividad, junto, claro está, a aprender los aspectos más básicos de la técnica del flamenco, componen unas clases que empiezan con el calentamiento de tobillos, rodillas, caderas y brazos, para, a continuación, colocarse en círculo y expulsar toda la tensión que traen acumulada, centrar cuerpo y mente en la expresión de aquello que cada una lleve dentro. “De esta forma dejamos que fluya la creatividad y que cada una deje por un rato las preocupaciones que las puedan bloquear en su expresión”.

Las protagonistas de este taller están encantadas con la experiencia que les permite, incluso fuera del curso, seguir concentradas en la coreografía y ocupar su tiempo y mente en el movimiento de su cuerpo.

Lo que más valoran es poder dejar volar la imaginación en cada una de las coreografías porque, como insiste Rancel, la técnica es casi lo de menos y sí que ellas aporten su propia iniciativa. El espacio para relacionarse busca crear una cohesión grupal, bienestar físico, social y emocional de las beneficiarias de un curso que, de momento, sólo se imparte en Añaza. Desde el OAC se ha querido apoyar a los recursos tradicionales del IMAS con esta iniciativa que hace de la integración social el leiv motiv de su desarrollo, buscando sacar del círculo de la exclusión dotando a sus participantes de herramientas que las hagan autosuficientes y con capacidad para afrontar nuevos caminos.