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Francisco Beltrán: “Hay mucho de vocacional: la remuneración es ínfima”

Francisco Beltrán, abogado en casos como los tíos de Güímar o el decapitador. / SERGIO MÉNDEZ
Francisco Beltrán, abogado en casos como los tíos de Güímar o el decapitador. / SERGIO MÉNDEZ
T. F. | Santa Cruz de Tenerife

La llamada asistencia jurídica gratuita es una piedra angular del Estado de Derecho. En el popularmente conocido como turno de oficio tinerfeño se encuentran letrados como Francisco Beltrán, un especialista en Administración de Fincas enamorado del Derecho Penal que no ha dudado en costear de su bolsillo los billetes a Gran Canaria para defender un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

-Usted no necesita el turno de oficio para vivir, pero no duda en asumir casos terribles como el de la decapitación del Sur o el de los tíos de Güímar que torturaron hasta la muerte a su sobrina durante año y medio para quedarse con su bebé…
“Bueno, por amor al arte tampoco es, sí es verdad que la remuneración es ínfima, muy exigua; sin duda hay mucho de vocación a la hora de la asistencia jurídica gratuita”.

-Lo demuestra que, junto a su colega Roberto Elices, no dudaron en pagarse el desplazamiento a Gran Canaria para defender su recurso en un caso tan tremendo como el de los tíos de Güímar…
“Es verdad. Cuando vimos que no nos pagaban el billete, lo hablamos y decidimos que merecía la pena porque era lo justo. Lo contrario no era razonable, porque el compañero de Las Palmas que se hubiera hecho cargo del caso sólo se habría limitado a leer el recurso que preparamos nosotros”.

-¿Qué le dice a los que se sorprenden del celo con que defienden a personas como el búlgaro que decapitó a una turista inglesa en Los Cristianos?
“Que somos un instrumento al servicio de la Justicia, al servicio del estado de Derecho. Que nuestro papel en ese caso y en todos supone una garantía fundamental porque todos tenemos derecho a un juicio justo, y eso pasa por contar con un abogado defensor que se esfuerce y se aplique con toda la profesionalidad posible”.

-Hace no mucho, los abogados de oficio eran una figura clave para que la Justicia se aplicase en las comisarías…
“Lamentablemente, en algunas seguimos siendo imprescindibles. La situación ha mejorado, pero en más de una ocasión he tenido que recordar al funcionario de turno los derechos que asisten al detenido”.

-¿Todavía?
“Pues la verdad es que sí, aunque ya no tienes que soportar aquellos gritos como ‘¡Aquí el abogado no pinta nada!’. Pero en alguna comisaría y cuartel de la Guardia Civil en Tenerife he tenido que recordar que la Unión Europea avala una serie de garantías para los detenidos, como por ejemplo que tiene derecho a entrevistarse con su abogado tanto antes como después de prestar declaración, o que podemos aconsejarle que no digan nada, y así…”.

-Con casos como los que usted ha cubierto, seguro que ha vivido situaciones que no le dejaron indiferente…
“Recuerdo la guardia del día de la decapitación. En vez de darnos el atestado nos pusieron el vídeo de lo que había sucedido, y le puedo garantizar que las imágenes eran tan espeluznantes o más de las que se pueda imaginar… La fiscal ni siquiera pudo soportar el visionado…”.

– ¿Y usted como reaccionó?
“Digamos que se me escapó un insulto muy popular en España”.