Alfonso Soriano, primer presidente de la Junta de Canarias y veterano político tinerfeño, acaba de publicar un espléndido libro titulado Corte y Sociedad. Canarios al servicio de la Corona, fruto de una veintena larga de años de minuciosa y encomiable tarea investigadora. Con él rescata del anonimato o del olvido los servicios prestados a la Corte, desde los Reyes Católicos hasta Alfonso XIII, por 133 personajes canarios, en su inmensa mayoría desconocidos por la opinión pública. Aunque sólo fuera por esta contribución, el libro ya merecería la pena. Pero la minuciosa riqueza documental que aporta Soriano, más las ilustraciones, en buena parte ignoradas, y los testimonios que incluye en los dos tomos, de 1.300 páginas en total -magníficamente impresos por Litografía Drago, con Carlos Gaviño como exacto editor-, hacen de la publicación una pieza maestra que se echaba muy en falta en la biblioteca canaria. Tan es así que la Real Academia de la Historia avala, con su reconocimiento expreso -cosa nada frecuente y que en el Archipiélago sólo tiene precedente con la Noticia de la historia general de las islas de Canaria, de José de Viera y Clavijo- la llegada de este nuevo trabajo de Alfonso Soriano; un trabajo que recuerda en parte al anterior, por su faceta investigadora y registral, dedicado a las Casas y familias laguneras. Sólo desde un planteamiento tan metódico y ambicioso como el que se propuso Soriano es posible sacar a la luz paisajes y personajes históricos singulares ignorados por el gran público y vinculados a la monarquía hispánica, especialmente entre los siglos XVI y XVIII. Las consultas efectuadas entre coleccionistas y particulares, así como en diversos archivos y museos españoles y extranjeros a lo largo de dos décadas han hecho posible este tesoro documental, que viene a demostrar un riguroso conocimiento del funcionamiento de la Corte y del entorno regio, además de los linajes, herencias, honores, méritos y distinciones que otorgaba. Con la honradez, el rigor, la independencia, la humildad y el compromiso que siempre ha acreditado -así en su vida privada como en su trayectoria de servicio público-, el lagunero Alfonso Soriano nos deja memoria de un pasado insigne que no se debía perder en los entresijos de la Historia.