1. Me alegro de la medalla de Oro concedida a El Día. Estuve 17 años en esa casa, en dos etapas. Pepe Rodríguez fue mi amigo. Esta medalla habla mucho de la ausencia de rencores de Paulino Rivero, un gran político y una persona decente. La nueva editora de El Día, Mercedes Rodríguez, a quien le tengo más afecto del que ella cree, ha fichado a un señor llamado Pomares como columnista. Pomares ha dicho de su padre, fallecido el año pasado: “José Rodríguez ha perdido completamente la cabeza. Y lo peor no es que él la haya perdido. Lo peor es que tiene uno la sensación de que la entera sociedad de Tenerife permanece complicemente (sic) impasible ante la absoluta demencia de un escribidor ágrafo y xenófobo, encaramado al frente del periódico de mayor difusión de Tenerife” (27-05-2006).
2. El 12 de octubre de 2009, Pomares escribió de José Rodríguez: “… me cuesta medirme con un anciano sin cultura, ni formación, ni valores”. El mismo día: “… una carambola del destino lo convirtió en principal accionista de El Día y le descubrió el poder. Lo usó primero para apartar al resto de su familia del control accionarial y luego para sacar del periódico al resto de sus propietarios”. El día 20 de abril de 2008 escribió Pomares de José Rodríguez: “Le considero un pobre anciano, sin cultura ni formación ni valores, obsesionado únicamente por representar ante la sociedad tinerfeña una grandeza de la que, sin duda, carece”.
3. Mira, Mercedes. Tu padre y yo tuvimos diferencias, me pasé en mis comentarios hace muchos años, le pedí perdón públicamente en el periódico que yo dirigía, La Gaceta de Canarias, y fuimos muy amigos hasta su muerte, como tú sabes. Pero creo que esto que has leído, y mucho más que tengo en el ordenata, te dará una idea de a quién has metido en el periódico que te dejó tu padre. Haz lo que quieras. Espero que tu decisión haya sido meditada, pero me sorprendes, mi niña. Y me alegro de que la labor de tu padre y de tu tío Leoncio haya hecho acreedor a El Día de la Medalla de Oro de Canarias. Pomares es la anécdota insignificante en la historia, pero un día te voy a entregar el dossier completo. Te ibas a horrorizar. Allá tú.
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