Las migajas que da la S.S. – Por Sergio García de la Cruz

La Seguridad Social no es solamente lo que conocemos como la simple asistencia sanitaria, esta es solo una pequeña parte de un gran sistema Estatal que de manera universal proporciona al ciudadano un auxilio ante situaciones de necesidades individuales y económicas, algunas de carácter vitalicio como la pensión de jubilación.

No es ningún secreto que este sistema tiene un gran problema de gestión, no nos engañemos, no ha sido eficaz, y el problema no es de ahora sino que se remonta años atrás. En 1995 se trazaron unas líneas a seguir con los Pactos de Toledo que ahí se han quedado, el sistema está más basado en el paso de la “papa caliente” del partido político a su relevo. Cada uno intenta escapar como puede de un barco que hace aguas por todos lados.

Se trata de un sistema que básicamente se financia con las contribuciones aportadas de tipo profesional y por las aportaciones fiscales que cumplen con el deber ser de un sistema universal de seguridad social basado en el principio solidario. El problema principal es que se trata de un sistema que no nos podemos permitir porque lo han hecho improductivo, no es la crisis económica la culpable, tampoco es culpa del absentismo laboral como nos han querido hacer ver para retirar el subsidio en los tres primeros días, y después te ves trabajadores enfermos frente al público y transmitiéndoles la enfermedad o sus propios compañeros, por lo cual el supuesto ahorro se termina convirtiendo en un mayor gasto, y encima nos ocultan que España está en los niveles más bajos de absentismo laboral que la media europea.

Pero, es que además no solo se conforman con hacerlo improductivo sino que hacen de él un “prestamista” del Estado y así garantizan su estabilidad financiera, olvidando que existe un principio de eficacia en la gestión y reservas de estabilización para que sean provechosas.

Se está produciendo un envejecimiento de la población, disminuye la natalidad y la mortalidad. Hay que asegurar la calidad y el poder adquisitivo de la pensión, principalmente porque esta es vitalicia. La mínima pensión contributiva de jubilación es de 634,48 euros, las revaloraciones son de risa y vergonzosas; el IRA es un claro atentado a la Constitución y al ciudadano. Tenemos un sistema financiero de reparto, de manera que los afiliados de hoy no pagan sus prestaciones de futuro sino que están pagando las de los actuales, un caos. Hay que propiciar el mantenimiento voluntario de trabajadores más allá de la edad de jubilación, pero sin mermar los derechos de los que no deseen seguir que deben tener una pensión digna. Debemos replantearnos el esquema en el que se asienta el sistema de pensiones y no pasar la legislatura dando tumbos y pasándole “el muerto” al que próximo.

Los poderes públicos no tienen claro el mandato constitucional de “suficientes”porque cobrar por una discapacidad del 65 por ciento una pensión de solamente 365 euros es bochornoso,o el que te abonen 46,50 euros para sufragar los gastos de un sepelio o incineración, es un insulto. Y así podríamos seguir con múltiples ejemplos; el incremento del salario mínimo es solo de 3 euros lo que roza la ridiculez. En países como Francia, Reino Unido u Holanda este está por encima de los 1.000 euros mensuales.

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