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Para que todo siga igual – Por Fermín Bocos

Gato blanco, gato negro… si no se tuercen sus planes, Susana Díaz será investida presidenta de la Junta de Andalucía en la segunda vuelta con los votos del PSOE (47) y tras la abstención de Ciudadanos (9) y Podemos (15 diputados). PP (33) votará en contra e IU (5), presumiblemente, también. Los abstencionistas parece que se declaran satisfechos con el ostracismo de Chaves y Griñán, el compromiso de transparencia en las actuaciones de la Junta y el acuerdo para no operar con bancos que ejecuten desahucios. Podríamos, pues, concluir que a Díaz la esperan días de navegación entretenida; incluso tranquila en líneas generales. Las zozobras, si acaso, le llegarán desde dentro de su propio partido, desasosegados como andan en la cúpula y los aledaños eméritos por las magras expectativas que pronostican las encuestas. Y ya se sabe, según dice el refranero, lo que pasa cuando no hay harina o no llega para todos. Andalucía es todo un mundo con sus propias claves internas. Claves que explican el porqué el PSOE tras más de treinta años gobernando en la comunidad sigue siendo la fuerza más votada pese a que la región mantiene el penoso récord nacional en número de parados. Entre ellos, más de la mitad, jóvenes de menos de 35 años. Los politólogos explican el fenómeno remitiéndose a la estructura clientelar y capilar tejida por el Partido Socialista y la Junta a lo largo de toda una generación. El partido, además, siempre contó con la complicidad de la UGT. Triunfo electoral, relativo, pero a la postre, triunfo pese a los casos de corrupción. Lo sabido: el reparto de los fondos de formación y los EREs falsos, etc. que están siendo investigados por la Justicia. Siendo cierto y avizorando que los pactos con Podemos y Ciudadanos nos sitúan en la antesala de la filosofía de El Gatopardo -“Para que todo siga igual, es preciso que todo cambie”-, no lo es menos que en Andalucía el universo que representa y resume la derecha es inequívocamente conservador. En las áreas rurales heredero de conductas tardocaciquiles y solo centrado en las ciudades. Por eso aunque el PP gana en las capitales de provincia, pierde en el conjunto de Andalucía. Por eso y porque en esta ocasión más que un líder mantienen como “número uno” a un casi desconocido, cuya biografía y méritos políticos caben en un tuit. Lo dicho, dispongámonos a saludar Susana Díaz, ganadora en las urnas y también en las negociaciones para facilitar su investidura.