EL DARDO>

Poselecciones – Por Leopoldo Fernández

Los primeros efectos poselectorales son apabullantes y reclaman a gritos nuevos modos de hacer política y una cultura de pactos y diálogo generoso entre los partidos en aras de la gobernabilidad y estabilidad de las instituciones. Las consecuencias del 24-M son muy malas para el PP, porque, empezando por sus propios errores, todo se ha unido para que pierda, salvo milagro en algunas ciudades y pueblos, el inmenso poder municipal que logró en 2011. El PSOE recibe un balón de oxígeno que salva a su líder, además de llevarle al Gobierno de hasta 6 o 7 nuevas comunidades autónomas. Podemos ha puesto patas arriba el panorama político general en el que ha irrumpido -en unos casos directamente; en otros, con grupos interpuestos a los que apoya- para fijar un tiempo nuevo de la izquierda radical, que va a jugar un papel determinante en las grandes ciudades y en las principales alcaldías y autonomías del país. Pese a no cosechar el poder que las encuestas le atribuían, el voto de Ciudadanos podrá quitar o poner en las instituciones municipales y autonómicas a no pocos dirigentes populares o socialistas. Por último, IU y UPyD poco van a representar en el marco político general, la primera fagocitada por Podemos y la segunda desaparecida para el futuro por los graves yerros estratégicos de su lideresa. Así las cosas, en Canarias se confirmaron los pronósticos: CC tiene todo a favor para formar Gobierno, el PSOE ha salvado los muebles, Podemos accede con fuerza al Parlamento, NC más que duplica su representación y ASG consagra a Curbelo por encima de sus propias expectativas. El PP cae estrepitosamente en su feudo grancanario y paga con tremendas pérdidas los fallos y estrategias de su presidente regional, de los que sólo se salva, con buena nota, el presidente tinerfeño y votadísimo alcalde realejero, Manuel Domínguez. CC pierde por poco en La Palma, pero gana de calle en El Hierro. Los efectos perversos de las normas electorales canarias se reflejan en un par de datos: el primer partido por voto popular, el PSOE, logra tres diputados menos que el tercero, CC, y una formación con más de 53.000 votos, Ciudadanos, queda fuera de la cámara legislativa mientras otra, ASG, entra con poco más de 5.000. Un escándalo de tomo y lomo, más que la secular abstención.