El almendrero de nicolás >

Qué limpio quedará el Parlamento – Por Paco Déniz

Aparte del ruido de una radial a lo lejos, o del sabor de una almendra amarga, pocas cosas son tan placenteras como llegar al final del pasillo, con la fregona en la mano, y mirar el piso que nunca más habrás de pisar lo limpito que te quedó, iluminado con la puerta de la calle abierta para que se seque antes. Podremos estar descalzos y sentirnos libres sin necesidad de irnos al paraíso lejano. La cultura obrera es lo que tiene. Algunos remedios de toda la vida surten más efecto que los medicamentos. Si por las razones que fuere usted está tenso, no la coja con los demás, llegue a su casa, pase la aspiradora y luego limpie el piso. No lo haga al revés. Si cuando termina la tarea, todavía siente que se queda mascullando, no lo dude, saque la plancha y póngase a planchar. Verá cómo cuando llegue la hora de aplastar la oreja contra la almohada no dará ni una vuelta en la cama. Es recomendable para muchas situaciones.

Por ejemplo, si usted sale de un pleno del Ayuntamiento de Aguere tenso como la correa del ventilador del coche, tenso porque no le aprobaron una moción para que los niños y niñas del CEIP Las Mercedes puedan hacer gimnasia en una cancha cubierta, o porque tampoco le aprobaron otra referida a negociar un alquiler con las monjas para habilitar un espacio en ruinas para la Juventud de La Tabona, no lo dude, descárguelo con los electrodomésticos. Aproveche esa energía sulfurosa y deje su casa como una puncha. La familia se lo agradecerá. Pero si al día siguiente se encuentra con que un periódico de gran tirada que no le publicó una entrevista hecha desde hacía semanas y, ahora, por las circunstancias, le da una portada, relájese, usted es un caballero que saluda a todo el mundo aunque no comparta sus ideas, sobre todo en las despedidas, en las bodas, bautizos y comuniones… y también en los funerales. Si su padre le enseñó de chiquitito que una cosa es una cosa, y dos, son dos cosas diferentes, tranquilo. Pero bueno, vamos a suponer que aún así no logra relajarse, vuelva a pasar la mopa, y cuando llegue al final del pasillo imagínese lo aseado que va a quedar el parlamento canario después de las elecciones.