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Recetas contra la doble insularidad – Por Casimiro Curbelo

De nada sirve la ingeniería legislativa contenida en el Régimen Económico y Fiscal (REF) para compensar la doble insularidad, si al final estas medidas no se aplican hasta sus últimas consecuencias. Desde los inicios de la etapa autonómica los políticos canarios trabajaron para incluir iniciativas concretas que equiparasen a las islas menores con las capitalinas y al Archipiélago con el territorio continental. En La Gomera tenemos clara la receta para compensar un hándicap marcado por un condicionante tan rotundo como es la geografía: contar con un sistema de transporte eficaz y a precios reducidos, lograr mejoras para nuestras infraestructuras portuarias y garantizar la continuidad del aeropuerto. Es preciso captar inversiones para crear empleo estable y mejorar el tejido empresarial o disponer de una sanidad y viviendas a la altura de lo que demandan los ciudadanos.

En el caso del transporte de mercancías la reducción de costes tendrá un efecto inmediato en el bolsillo de nuestros ciudadanos: el abaratamiento de la cesta de la compra. En el de pasajeros la apuesta pasa por aplicar una reducción en los billetes del 75%, al igual que se hace ya en otras líneas del Archipiélago. Compensar la doble insularidad también implica que La Gomera vuelva a contar con una línea marítima interior o que dispongamos de una oferta mayor de rutas y horarios. Que nuestros puertos reciban las inversiones que se merecen. En el caso de Vueltas para que se convierta en un punto fijo en la recepción de grandes cruceros, en Playa de Santiago para desarrollar la actividad pesquera y en San Sebastián para atender a ese flujo de 1’2 millones de pasajeros que anualmente utilizan las instalaciones. Últimamente hemos manifestado nuestra preocupación por la continuidad del aeropuerto. Un logro histórico que está rodeado de incertidumbre. La privatización de AENA y el hecho de que sea deficitario, se ha convertido en una suma nefasta de factores. Nunca hemos estado satisfechos del funcionamiento del aeropuerto pero a estas alturas resulta impensable un retroceso de décadas y quedarnos sin conexiones aéreas. La lucha para compensar la doble insularidad pasa por lograr que la Isla sea autosuficiente desde el punto de vista energético. Ya hemos planteado el año 2020 como un horizonte razonable para conseguirlo.

Pero sin inversiones poco podemos hacer. Por ello, demandamos que La Gomera tenga un tratamiento especial en el reparto de los más de 2.000 millones de fondos estructurales europeos que llegarán a las islas en el próximo lustro. Consideramos que estas partidas deben destinarse a la creación de empleo estable y a la mejora del sector empresarial. La sanidad es el servicio que más preocupa a los gomeros. Y no sin razón. Siempre nos hemos puesto a la cabeza de las reivindicaciones para que el hospital, otro logro que tanto nos costó alcanzar, cuente con más especialidades y una plantilla estable. Nuestra complicada orografía hace que los consultorios locales se conviertan en elementos claves para garantizar la salud de nuestros vecinos. Por ello, debemos hacer todo lo posible para que estén equipados en condiciones. La concesión de becas ha sido una de las puntas de lanza de la política del Cabildo. Queremos que los gobiernos central y canario sean tan generosos con nuestros estudiantes como lo somos nosotros. Nos preocupa la oferta cultural. Es doloroso contemplar la fuga de talentos. Como los creadores tienen que buscar otros lugares donde poder desplegar sus capacidades. Desde las islas no capitalinas arañamos como podemos exposiciones o actividades artísticas. Un esfuerzo que en ocasiones se ve contestado con la desidia de otras instituciones o con medidas fiscales que frustran cualquier inquietud cultural.
En definitiva, casi todo lo que pedimos está recogido en nuestro REF. Por ello bastaría con que el fuero canario se desarrolle en todas sus posibilidades para dar un salto de gigante frente a la doble insularidad. Que su renovación no suponga un conflicto entre instituciones. Que quede anclado en la Constitución para situarlo por encima de peleas partidistas, discusiones mediáticas, cambios de gobiernos o presiones sectoriales y coyunturales.