REUTERS – EP | Dhunche (Nepal)
Supervivientes del terremoto en Nepal han relatado a Reuters los enfrentamientos, solo verbales, entre locales del valle de Langtang y ciudadanos occidentales por subirse a los helicópteros que lograron acceder a una de las zonas del país más castigadas por el temblor.
“Muchos helicópteros venían a recoger a extranjeros, que estaban sanos, y no a nuestros heridos”, denuncia Lhakpa Jangba, un panadero evacuado la semana pasada de Langtang a Katmandú. “Le decíamos a los extranjeros: ‘Estás sano. Quédate uno o dos días más y deja ir a nuestra gente herida'”.
En su opinión, mucha gente murió en el valle como consecuencia de sus heridas porque no hubo suficientes helicópteros que llegasen a tiempo al valle. Eso sí, asegura que aunque hubo “palabras mayores” entre la población local y los extranjeros, nunca se recurrió a la violencia. “Cualquiera que sobreviva, tiene que unirse. No hay otra opción”, resume.
La montañera estadounidense Kat Heldman, a la que el seísmo sorprendió en el pueblo de Kyanjin Gompa, también fue testigo de cómo los nepalíes se arremolinaban desesperados en torno a los helicópteros para que les sacaran de allí.
Al menos uno de estos helicópteros, que fue avisado por tres montañeros extranjeros con su teléfono satélite, no pudo despegar el pasado 28 de abril de Kyanjin Gompa hasta que dejó en tierra a los senderistas que no estaban heridos y subió a bordo a nepalíes que necesitaban asistencia médica, entre ellos un bebé con las piernas rotas.
Heldman ha puesto también en valor cómo los montañeros equipados con tiendas de campaña y comida asistieron a aquellos aventureros sin víveres. En el caso del grupo de Heldman, que viajaba con un grupo de otros expedicionarios, más dos guías y porteadores, los extranjeros se negaron a ser evacuados sin sus porteadores locales.
Formaba parte de este grupo una enfermera también estadounidense, Brigida Martinez, que atendió a numerosos heridos en la avalancha de nieve, lodo y piedras que provocó el temblor en el valle de Langtang.