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Todos ganaron; ganamos todos… – Por Miguel L. Tejera Jordán

La noche del pasado domingo las televisiones nos anunciaban que todos los partidos habían ganado las elecciones. El PP, dijo Floriano, ganó porque sumó la mayoría de votos. Amarga victoria, compañero. Porque, además de perder casi 2,5 millones de votos en toda España y la mayoría absoluta en unas 531 instituciones, si a eso se le llama ganar, que vengan José Manuel Soria y Australia Navarro y lo vean. Al poco salió Pedro Sánchez, diciendo que el PSOE había ganado porque era el partido de izquierdas más votado. Toma ya: el PSOE ha sido el partido (de ¿izquierdas?) más votado desde que alterna en el poder con el PP. Por tanto, antes de las elecciones, ya era lo que afirmó Sánchez. Lo que no dijo Sánchez es que Madrid no está enamorada de ellos. Que en Barcelona están desaparecidos y en toda Andalucía empantanados; en Valencia muy, pero que muy denostados. Y que el crecimiento de su poder territorial y municipal pasa por pactos muy raros que les van a traer mucho quebraderos de cabeza. Salvaron Asturias y me alegro. Y seguro que se hacen con el control de Extremadura y probablemente de las dos Castillas, pero con apoyos que no siempre les resultaran gratos. Aquí, en Canarias, más de lo mismo: de manitas de Coalición Canaria, en comandita, si quieren oler alfombras de los despachos. Cayo Lara balbucía que Izquierda Unida se equivocó y debió ir con Podemos. Y sólo falto que Rosa Díez dijera que también ella fue la ganadora…, de la derrota más completa y estrepitosa que jamás haya habido. Ciudadanos ganó mucho porque partía de cero y se convierte, efectivamente, en la tercera fuerza municipal de España. Pero no están para tirar voladores porque se quedaron por debajo de sus expectativas. Es verdad que, si administran bien sus triunfos y no la gafan con pactos de difícil encaje, podrían tener mucho que decir en las legislativas de otoño. Veremos.

Miren, lectores, aquí quienes hemos ganado somos nosotros, los ciudadanos y electores. Porque les hemos puesto a pactar, a trabajar de lleno en los pactos. El bipartidismo PP-PSOE no se ha roto como mucho vaticinábamos. Me equivoqué y pido disculpas. Pero sí está tocado del ala y ha comenzado a hacer aguas, lo que es bueno, para que no se nos apoltronen.

También hemos ganado los ciudadanos en diversión. Esperancita Aguirre se nos ha convertido en la nueva Belén Esteban de las teles. Está para que se vaya a casa a cambiar los pañales de los nietos. Pero seguirá deleitándonos con sus ocurrencias, porque hay mucho comunista suelto por los soviets de Madrid y demasiadas barricadas que levantar para frenarles. Rita Barberá es otra que me alegra las noches frente a la caja tonta. Me gusta más que un partido de fútbol. Hay que ver lo decrépita y atontolinada que se nos ha quedado con los resultados de Valencia. En las fallas de 2016 tendrá ninot asegurado para deleite de propios y extraños.

Aquí, por el terruño, Soria está desaparecido. Sobre todo después de que su colega del PP de Castilla y León le haya espetado que le arruinó la minería del carbón y que ha destrozado la estructura del PP de Canarias.

Rajoy está sentado en la butaca de un fakir. Sus chicos se le rebelan y va a terminar con las nalgas agujereadas por tanto clavo. De aquí al otoño podría coger una tenaza y quitarse unos cuantos de ellos: Wert, Soria, Montoro y algún que otro prepotente que producen un fuerte rechazo entre el personal, deberían inaugurar la procesión de ceses…