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Tony Greco – Por Caco Senante

Tony no perdona que con la evolución urbanística del centro de Santa Cruz, la calle donde él nació haya desaparecido. La calle La Luna, fue devorada por el alumbramiento del Parque Bulevar, que se la tragó como un bebé hambriento. La transformación de la ciudad se llevó por delante otras referencias indispensables en su formación artística. El taller de su padre, don Antonio Pimienta, artesano constructor de guitarras que en la calle Emilio Calzadilla, con paciencia y bonhomía, nos arreglaba los instrumentos de cuerda que se nos rompían. El Parque Recreativo, que era el cine que tenía al lado de su casa. Y la Masa Coral, sociedad donde desde muy niño descubrió su pasión por la música y el espectáculo.

Con muy pocos años aprendió a bailar claqué y Los Huaracheros lo llevaban a sus actuaciones y lo presentaban como un artista precoz con grandes dotes de bailarín. Muy joven, se fue a Madrid y comenzó su carrera artística. De allí a Paris, donde llegó a ser bailarín en el show de Josephine Backer. Recorrió mundo y pasó largas temporadas en estas dos ciudades. También en Barcelona, donde tuvo mucha relación con Salvador Dalí y su mujer Gala.

Tony Greco se autotituló El último rey de la Gran Vía, zona en la que actuó en todas las salas de fiestas y cabarets de la época: Biombo Chino, Golden, Jay’s, Ladys, Long Play, Micheleta, Morocco, Pasapoga, Saratoga, La Trompeta… Todas conocieron de su frescura a la hora de pisar un escenario, de sus cualidades de showman. Hombre cariñoso y generoso, siempre ayudó a infinidad de artistas. Lo conocí a finales de los 70 y tomó como costumbre organizarme homenajes allí donde él actuara. Tengo cajas llenas de placas con el enunciado de Al Rey de la Salsa, promovidas por Tony. Un día le dije: “Tú dame todos los homenajes que quieras, pero no me des más placas que ya no me caben en casa”. “No te preocupes”, fue su respuesta inmediata.

Recuerdo que el siguiente homenaje tocó en la Sala de Fiestas Saratoga. Me sacó al escenario y con la frescura que le caracteriza soltó por el micrófono: “Con ustedes, el Rey de la Salsa, Caco Senante… y como sé que a él no le gustan las placas, le vamos a entregar un corte de tela para que se haga un traje…”. Imborrable la imagen saludando en el escenario con la pieza de tela en la mano. Tony se ha volcado en los últimos años con su otra actividad artística, la pintura.

Creo que es un artista singular, pintoresco e irrepetible. Y creo que las Islas, una vez más, no han sido agradecidas con alguien que ha propagado el nombre de Tenerife y Canarias por todo el mundo. Estamos a tiempo de que su Isla, la tierra que le vio nacer, haga con él, lo que él ha hecho con tanta gente. Un reconocimiento… un homenaje. Entregarle una placa o un corte de traje, da igual, pero que Tony Greco, al final de su trayectoria profesional, pueda recibir el cariño de sus paisanos. Deja ver…