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Anaga, un tesoro universal – Por José Alberto Díaz Domínguez

Si hay un lugar en Tenerife que causa admiración y no deja indiferente a quienes se acercan a contemplarlo, ese es el macizo de Anaga. Un tesoro vegetal de incalculable valor que vienen a visitar desde muchos países, atraídos por la magia de su configuración al tratarse del refugio Atlántico de una antigua formación de bosque de la Era Terciaria, la laurisilva y las numerosas especies que contiene, destacadas por su singularidad e interés científico. Una seña de identidad que compartimos con la Macaronesia y que, para todos nosotros, es digna de ser tratada como el valioso Patrimonio que es.

Por tanto, en La Laguna, la isla de Tenerife y en todo el Archipiélago estamos de enhorabuena. La Unesco proclamaba el pasado martes en París la declaración del Parque Rural de Anaga como Reserva Mundial de la Biosfera, una distinción que engrandece, aún más, a este lugar único, situándolo, junto a otros muchos enclaves, en un sitio destacado para la Historia.

Con este galardón, los ojos de todo el mundo se posarán, sin duda, sobre esa joya natural que evoca los bosques de cuento de nuestros libros de la infancia y que extiende su belleza hacia una costa escarpada de salvaje belleza, en la que los tinerfeños hemos buscado calma, paz y aire puro, puesto que es nuestro pulmón verde.

La distinción como Reserva Mundial alcanza un ámbito mayor que el del parque rural, abarcando casi 50.000 hectáreas, entre tierra y mar. Esto supone para una parte del municipio de La Laguna que desde el mirador del Carmen, pasando por los caseríos de Los Batanes, Las Carboneras, Bejía, El Río-Cabeza Toro, Chinamada, parte de Bajamar y La Punta y una parte marina del Barranco Agua de Dios en Tejina queden incluidos en el ámbito de la Reserva Mundial. Este premio es, además, de justicia para sus habitantes, hombres y mujeres, para los que vivir en un entorno de estas características no siempre ha sido fácil. Han sido ellos los protagonistas de su conservación, artífices en mucho de sus rincones de extraordinarios ejemplos de conocimiento y prácticas ancestrales en el aprovechamiento de recursos, que hoy constituye el legado cultural que integra y enriquece el paisaje de la convivencia del hombre en un espacio de importantes valores naturales.

Las Reservas de la Biosfera tienen como función la conservación y la protección de la biodiversidad que albergan, desplegando programas para el desarrollo económico y social de las zonas donde se ubican e incentivando acciones de investigación y educación favoreciendo así el intercambio de información entre las diferentes reservas de la red mundial. Con esta declaración se abren nuevas posibilidades y ventajas para el parque y sus vecinos, que han de ser dirigidas al desarrollo de esta zona impulsando su agricultura, ganadería y, además, la actividad turística relacionada con el entorno rural, siempre respetuosas con el medio y con la idea que defendemos de lo que debe ser un turismo de calidad y sostenible.

Anaga, desde la evocación aborigen de su nombre, pasando por cada uno de sus rincones, es un vestigio de nuestro pasado que las generaciones futuras deben conocer y aprender a amar como lo hacemos las actuales. Tenemos el deber, por ello, de enseñar, cuidar y proteger más que nunca este lugar por lo que fue, por lo que es y lo que necesitamos que siga siendo. Por su gran diversidad biológica, por la multitud de hábitats y especies diferentes, por los importantes servicios y procesos ambientales que proporcionan, como la generación de suelos y la recarga de acuíferos, por ser un bosque del terciario que tenemos la suerte de que siga manteniéndose vivo en estas Islas, por su silencio y su oxígeno, por su belleza única, el macizo de Anaga merece, sin duda, este galardón que rezuma vida, que reconoce su utilidad y su excepcionalidad en un mundo cada vez más homogéneo. Si ya era para nosotros motivo de orgullo poder disfrutar de esta tierra y estos rincones, a partir de este momento lo es más con esta distinción mundial que, hemos acogido con alegría y sabiendo, ahora más que nunca, el compromiso que tenemos en la conservación de este tesoro único que custodiamos.

Enhorabuena al Mundo porque Anaga ahora también le pertenece y comparte, como nosotros, el deber de preservarla y cuidarla para que los beneficios de su legado y los valores ambientales que representa se mantengan muchos milenios más, participando así en la conservación que no entiende de fronteras.

*Concejal de Seguridad Ciudadana en funciones del Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna
@josealbertodd