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El cuento de las cuentas

Francisco Hernández Spínola, Julio Cruz y José Miguel Barragán, el lunes. / FRAN PALLERO
Francisco Hernández Spínola, Julio Cruz y José Miguel Barragán, el lunes. / FRAN PALLERO

Por DOMINGO NEGRÍN MORENO

Los datos y las estadísticas cuestionan la teoría de que “la ciudadanía ha dado un impulso” a CC y al PSOE con el “aval de las urnas” al pacto. Al menos en eso coinciden Fernando Clavijo y Paulino Rivero. Sin embargo, las elecciones del 24 de mayo depararon a estos partidos los peores resultados de su historia. Tanto Coalición Canaria como los socialistas tocan suelo en cuanto al número de escaños: 18 y 15, respectivamente.

El techo del PSOE está en los 27 diputados que Jerónimo Saavedra consiguió en 1983 (41,15% de los votos). Casi lo igualó Juan Fernando López Aguilar en 2007, con 26 actas. En la segunda convocatoria, 1987, el PSOE marcó un 27,76% (21 escaños). Cuatro años más tarde, en 1991, se situó en el 33,03% (23). En 1995 descendió hasta el 23,10% (16), se recuperaría ligeramente en 1999 (24,03%, 19), volvería a retroceder en 2003 (25,42%, 17) y tras el 34,51% de 2007 cayó trece puntos en 2011: el 20,98% y 15 escaños. La bajada se maquilló en 2015 (19,86%, 15) gracias a una victoria en sufragios por abandono de los adversarios.

El mayor logro de CC en sus diversas versiones son los 24 diputados (36,93%) de 1999. En 1995 obtuvo el 32,85% (21); en 2003, el 32,90% (23); en 2007, el 24,14% de los votos (19); en 2011, el 24,94% (21), y en 2015, el 18,19% (18).

Ahora, al bipartito se le han escapado 69.861 votos (sin contar a los residentes ausentes) y tres escaños. Por separado, CC se dejó en la cuneta 60.502 papeletas y el PSOE perdió 9.359 votos (el saldo es negativo aunque se resten los 5.089 de la ASG, de Casimiro Curbelo). Más allá de las letras, los dígitos del 24M sugieren que CC y el PSOE no han rentabilizado el desplome del Partido Popular (-120.316 votos y 9 escaños menos).

En una eventual combinación entre los tres principales grupos parlamentarios, la fórmula que suma más apoyos es esta: PP+ PSOE= 349.734 sufragios. La unión del PSOE con CC aporta 346.115 votos y 334.511 la del PP con CC. Tal vez se refieran a eso Rivero y Clavijo. Así, sí.

Aparentemente, las negociaciones van bien. De momento no hay heridos. La atención mediática se centra en la tensión por las decisiones que se adopten en los ámbitos local e insular. Ahí descansan los pilares de la estabilidad institucional. El reparto de cargos descarga el peso de la responsabilidad y disimula las discrepancias, hasta que los crujidos de las sillas sean tan insoportable que no quede más remedio que renovar el mobiliario. El inmovilismo es lo que frena los avances, de manera que la realidad impone adaptar los principios a la finalidad del diálogo.

En la feria política, Paulino Rivero dispara perdigones contra la diana del PP y la perdiz se marea en la montaña rusa. Fernando Clavijo depositó sus ilusiones en la tómbola y el azar trucó la ruleta de la fortuna. Australia Navarro saltó, pero no de alegría. Quedaron a un peldaño del cielo. Sus deseos se estrellaron en la noche electoral. Siendo mal pensados, diríase que los programas estaban consensuados. Querían adelantar por la derecha y colisionaron con el camión de la mudanza.

Si bien el PSOE se las prometía felices, a algunos les escuecen las narices ante el resquemor de que Coalición se comporte como en 2011, cuando José Miguel Pérez “aceptó sin rechistar muchos de los caprichos de sus socios”. En un escenario que se presumía propicio para representar otro guion, Patricia Hernández interpreta un papel improvisado.