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El ‘enemigo’, al lado, antes que tenerlo enfrente – Por Norberto Chijeb

Supuestamente, visto lo visto en los gobiernos salientes de las urnas y de las mesas de negociaciones posteriores, en el Valle de Güímar se ha apostado por la estabilidad de un pacto con los supuestos enemigos, antes de encarar un mandato en minoría, aunque a Luisi Castro y Mari Brito, en Güímar y Candelaria, Sí se puede les garantizaba sus abstención en la investidura y les invitaba a ambas a gobernar con mayoría simple.

Sin embargo, Carmen Luisa Castro, muy a última hora, bien es cierto, prefirió volver a pactar con Coalición Canaria -sacó dos de las cuatro actas que tenía- que hacerlo en solitario, por mucho que le faltaran solo 27 papeletas para obtener la mayoría absoluta, en una de las victorias más espectaculares que se recuerdan de aquella noche del 24M. La alcaldesa de Güímar no dudó, y más tras la alianza de Bermúdez con los suyos en Santa Cruz, en dar cobijo, cual madre comprensiva, a Javier Mederos y Gustavo Pérez en su gobierno, sabedora que ella seguirá siendo la guía espiritual y ejecutora de un pueblo pintado solo de azul y que a este paso no solo se garantiza cuatro años de tranquilidad en el Consistorio sino seguramente resquebrajar las fuerzas nacionalistas en Güímar, evitando de paso que se repitiera con ella una moción de censura por una futura alianza de PSOE, Sí se Puede y su socio nacionalista, ahora que Rafael Yanes no es el obstáculo.

En Candelaria, socialistas y nacionalistas no tenían firmado un pacto previo a las elecciones como se había dicho, pero todos lo pronosticaban, porque nadie preveía una mayoría absoluta. El PSOE, tras 14 años y un último mandato salpicado de polémicas judiciales, aguantó el tirón sin José Sindo, y con Mari Brito a la cabeza ganó las elecciones con ocho concejales. La alternativa, Coalición Canaria, apenas pudo repetir resultados (cinco concejales) y con menos votos, aunque nada que ver con el desplome de los nacionalistas en la comarca. El PP, que repitió resultados (cuatro), invitó a CC y Sí se puede a formar un tripartito para desalojar a los socialistas, pero no fraguó ante la negativa de Mayca Coello (SSP) a un pacto con la derecha, proponiendo esta un gobierno en minoría del PSOE. Brito no acepto; el pacto con CC ya estaba gestado a pesar de la oposición de la mismísima Nazaret Díaz, que al final entregó su acta, siendo además una de las negociadoras de una alianza donde la mano que meció la cuna fue Efraín Medina, vecino de José Sindo y eterno aspirante a alcalde. En Candelaria, como en Güímar, se ha preferido tener al enemigo al lado antes que enfrente, porque los tres partidos politicos que todavía hoy dominan en Canarias, muestran pánico ante la idea de explorar gobiernos en minoría, algo a lo que más temprano que tarde tendrán, tendremos, que acostumbrarnos.