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Entre líneas rojas y grandes cascadas – Por Ramiro Cuende Tascón

Los últimos quince días, cinco dedicaron los elegidos al descanso, han sido una exhibición de propósitos y despropósitos, de cascadas pactadas en cadena y líneas de colores; las rojas continuas y discontinuas han sido las más al uso por los exhibicionistas de su moral de naranja o de limón. En la mesa para el pacto de la Gran Cascada se sentaban, de una parte Spínola Doria, duque de Sesto, marqués de los Balbases y Grande de España. Un general famoso por la toma de la ciudad holandesa de Breda y conocido entre sus arrastradas e interesadas huestes como el Lápiz, al otro lado de la mesa Glez.-Ruano, que destacó en los años veinte como poeta del Ultraísmo. Aunque se dedicó al periodismo, escribió biografías como la de Oscar Wilde, durante su larga vida padeció una constante “mala salud de hierro”, de forma que muchas veces se le dio por muerto, fue conocido por sus íntimos como el Calmo. A Barragán me temo que le quedan dos telediarios, y a Cruz, disfrutar a su amigo y parlamentario Casimiro.

Tras las bambalinas el susurro de Patricia y Fernando -Sergio y Estibaliz-, el único pacto que me parece de recibo, si cabe el de los cabildos. En cambio, la gran cascada de los municipales pactos tiene un sabor amargo a poder partidista y reparto de dadivas para mantener las estructuras de la Corte de los Milagros. Al final, tras una serie de estúpidos amagos que no se los creen ni ellos, pasó lo que sabíamos, hubo fumata. Pronto veremos las puertas giratorias, yo viví ocho años en la oposición y les aseguro que se trabaja el doble para conseguir la mitad, no siendo ni ayudado por los falsos propios. Por cierto, hace un frío que pela. Por otros lares, Barberá abandona el ayuntamiento de su vida tras 24 años de caloret, renunciando a su acta de concejal y no asistiendo el pasado sábado a la sesión constituyente de su Ayuntamiento, así son sus democráticos convencimientos. En cambio Esperanza Aguirre asiste al de Madrid a pesar de la teoría de Losantos que piensa que su Espe no es alcaldesa por la gracia de Rivera, no por la absurda campaña que hizo, el mismo que dijo que Rivera hace para Mariano el Celta tareas de letrina. No olvide que el Ultraísmo, que no altruismo, que en política brilla por su ausencia, cumplió un papel clave en la renovación de la poesía española, también purificó el mundo literario de la época dando paso a nuevos sueños como el Cubismo, el Imaginismo y el Futurismo. ¿Le suena a lo que está pasando en España? A mí sí.