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Estabilidad municipal – Por Isidoro Sánchez García

No hace falta ser de izquierda para ser progresista. Basta con ser humanista y eso fue lo que aprendí en mis años de juventud cuando accedí a la “cosa pública”, después de aprobada en 1978 la Constitución española de la Transición. Comencé a conocer la vida política en el municipio para luego saltar a la Isla, a la Comunidad, al Estado y a Europa. Así a lo largo de 25 años. Ello me permitió conocer el triunfo y la derrota, pero también el diálogo y el consenso.

En el Ayuntamiento de mi Villa natal supe lo que era negociar permanentemente y la lealtad política, con el PSOE y la UPC. Y supimos gobernar en un pacto que sirvió para sentar los precedentes de lo que hoy llaman estabilidad política. Francisco Sánchez (AIO), alcalde; Domingo Domínguez (UPC), concejal de Cultura y Deporte, y Vicente Miranda (PSOE), concejal de Educación, los tres en el recuerdo, fueron ejemplares ediles en ese sentido, y la Villa de La Orotava comenzó a salir de su letargo, eran otros tiempos. En el programa del equipo de gobierno de 1979-83, tripartito singular entre la AIO, el PSOE y la UPC, con ocho, dos y dos concejales, respectivamente, las personas estaban antes que el territorio. Atender las necesidades sociales de los vecinos, -agua, luz y colegios-, al igual que el rescate ciudadano en materia de viviendas sociales fue uno de nuestros puntos más importantes, antes que la revisión del planeamiento urbanístico y de la política fiscal local. De la austeridad municipal podrían dar fe el interventor y el secretario del Ayuntamiento, ya en el recuerdo, pero puedo permitirme decir públicamente que los concejales no cobrábamos entonces y las dietas que nos daban por asistencia a plenos y comisiones de gobierno las destinamos a financiar los instrumentos de la Banda Municipal de Música. Para mayor inri, los concejales del tripartito y el amigo carpintero Matías Hernández, entonces en la UCD, firmamos el aval que nos exigía la banca y la Unelco para llevar a cabo la electrificación rural de los barrios donde faltaba la luz. Por ello no entiendo por qué actualmente algunos se preocupan del cambio o de la inestabilidad que se puede producir en algunas corporaciones municipales después de las elecciones del 24 de mayo.

Donde las cosas públicas se han hecho bien no hay problemas. Y si lo dudan, que se lo pregunten a Francisco Linares, de CC, en La Orotava, y a Abel Caballero, del PSOE, en Vigo.

Tengo claro que los acuerdos políticos entre personas y grupos de espíritu abierto conducen a mantener el equilibrio y la estabilidad en las instituciones políticas.