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¡Esto es Canarias, estúpidos! – Por María Fresno

No le falta razón al portavoz de la comisión negociadora de CC, José Miguel Barragán, cuando tacha de “insularismo trasnochado” las declaraciones del presidente de la patronal de Las Palmas, Agustín Manrique de Lara, y del presidente del Cabildo grancanario, José Miguel Bravo de Laguna, que han cuestionado la procedencia de los, previsibles, presidente y vicepresidenta del Gobierno canario. Dice Manrique de Lara que existe un desequilibrio entre provincias ya que tanto Fernando Clavijo como Patricia Hernández son de Tenerife. Es cierto que desde el principio de la autonomía ha existido un acuerdo no escrito, una especie de pacto tácito, por el que si la Presidencia caía en Tenerife, la Vicepresidencia iba directamente para Gran Canaria. No hay nada escrito sobre esto en el Estatuto de Autonomía.

Tan solo apunta a que la sede del Gobierno se alternará cada cuatro años entre las dos islas capitalinas. En esta ocasión toca en Las Palmas, con lo que el presidente deberá residir durante los próximos cuatro años en Gran Canaria. No menciona que el presidente y vicepresidente no puedan ser tinerfeños, grancanarios o herreños. A estas alturas y cuando (se supone) Canarias ya dispone de madurez suficiente para no caer en el enfrentamiento insular, resulta francamente decepcionante que aún haya personas que quieran seguir pleiteando. Personas además con proyección y relevancia pública. Bastantes problemas hay ya sobre la mesa de negociación como para añadir un impedimento más. De lo que se trata, o al menos así debería ser, es de llegar a acuerdos para construir Canarias entre todos, y no perder el tiempo en batallas superfluas que no conducen a nada y que únicamente responden a intereses personales. ¡Qué más da que el presidente y el vicepresidente del Gobierno de Canarias sean los dos de Tenerife, de Gran Canaria o de La Palma! No es una mesa de negociación para el reparto de sillas y ayuntamientos. Es una mesa de negociación para hacer un Gobierno sólido y estable que permita edificar un Archipiélago sobre una base económica mucho más competitiva. El tiempo ha demostrado que avivar el pleito insular, como parece que le gusta a los empresarios grancanarios, no lleva a ninguna parte. Somos islas. Y somos siete. Pero para avanzar hay que caminar todas juntas, no por separado. Como diría Bill Clinton: ¡Esto es Canarias, estúpidos!

@MariaFresno72